DÍA DEL LIBRO
El Día del Libro y del Derecho de Autor es una
conmemoración celebrada a nivel internacional con el objetivo de fomentar la
lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por
medio del derecho de autor, y que es promulgado por la UNESCO a nivel
internacional.
El día 23 de abril fue elegido como Día
del Libro y del Derecho de Autor porque corresponde al fallecimiento de los
escritores Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega
ese día en el año 1616 (aunque realmente no es así: Cervantes falleció el 22 y
fue enterrado el 23, mientras que Shakespeare murió el 23 de abril del
calendario juliano, que corresponde al 3 de mayo de nuestro calendario).
33 RAZONES PARA LEER
PARA EVADIRNOS
PARA AFIRMAR
PARA NO SER LO QUE SOMOS
PARA CONSOLARNOS
PARA PASARLO BIEN
PARA NEGAR
PARA SOÑAR
PARA DUDAR
PARA CRECER
PARAR REÍR
PARA JUGAR
PARA CONOCERNOS A NOSOTROS MISMOS
PARA DETENER EL TIEMPO
PARA IMAGINAR
PARA SABER QUE ESTAMOS VIVOS
PARA DESCUBRIR EL MUNDO
PARA CREAR UN MUNDO PROPIO
PARA SABER QUE NO ESTAMOS SOLOS
PARA DESTERRAR LA MELANCOLÍA
PARA COMPARTIR UN LEGADO COMÚN
PARA HUIR DEL RUIDO
PARA COMBATIR LA FEALDAD
PARA REFUGIARNOS
PARA VIVIR MÁS
PARA CONOCER OTROS MUNDOS
PARA APRENDER A PENSAR
PARA LLORAR
PARA EXPLORAR
PARA SABER
PARA ENTENDER
PARA APRENDER
PARA CONOCER A LOS OTROS
¿CUÁL ES TU RAZÓN?
ENAMÓRATE DE ALGUIEN QUE LEE
Sal con una chica que lee
Sal
con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene
problemas de espacio en el armario
porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista
de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de
suscripción a una biblioteca.
Encuentra
una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro
que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la
que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un
tanto extraña oliendo las páginas
de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede
resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.
Es
la chica que está sentada en el café
del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza,
la crema ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café
porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha
creado. Siéntate a su lado.
Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las
lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que
tiene entre las manos.
Invítala
a otra taza de café y dile qué opinas de Kafka. Averigua si fue capaz de
terminar el primer capítulo de Cien
años de soledad y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer
inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia
o si quisiera ser ella.
Es
fácil salir con una chica que lee. Regálale
libros en su cumpleaños, en Navidad y en cada aniversario. Dale un
regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a
Bécquer, a Machado, a Benedetti y hazle saber que entiendes que las palabras
son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y
ficción, pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su
libro favorito. No será culpa tuya si lo hace. Por lo menos tiene que intentarlo.
Miéntele,
si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de
las palabras hay otras cosas: motivación,
valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.
Fállale.
La lectora sabe que el fracaso
lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre
existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se
puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También
es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos.
¿Por
qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas
maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha
de los protagonistas de la saga Crepúsculo.
Si
te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca y, cuando a las dos de
la mañana la pilles llorando y abrazando
el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y mímala.
Es
probable que la pierdas durante un par de horas, pero siempre va a regresar a
ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por
un tiempo, siempre lo son.
Le
propondrás matrimonio durante
un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la
pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta
sea por Skype.
Sonreirás
con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía
haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás
vuestra historia, tendrán hijos con nombres
extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos El pequeño vampiro o
Kika Suberbruja,
e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán
juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Lorca en
un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.
Sal
con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte
la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía,
horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero
si quieres el mundo y los mundos que
hay más allá, invita a salir a una chica que lee.
O
mejor aún, a una que escriba.
Sal con un chico que lee
Tú, señorita, también amarías encontrar ese hombre
ideal que en vez de perderse en la pantalla de su móvil, se sumerge en el
mar de palabras del libro
que devora silenciosamente. Por eso es que te aconsejo sin duda alguna que
busques salir con un chico que lee. Ese joven callado que acostumbra pasar
inadvertido y al que siempre encuentras degustando las páginas amarillentas de
un ejemplar desgastado. Ese hombre de rostro serio que ves en un café o en un centro comercial, acompañado de una
buena novela y una bebida helada. Invítalo a salir, será toda una aventura que
valdrá la pena.
Porque un chico que lee, también escucha. Atenderá tus
quejas por la brevedad de una novela o la maldad de cierto personaje. Conocerá
la magia de las palabras que pueda susurrarte mientras recorren bibliotecas y relatos misteriosos. Sabrá aplicar el
arte del silencio y el apoyo mudo cada vez que llores el final de un nuevo
libro. Ese chico que lee tomará tu
mirada como inspiración para convertirse en escritor apasionado que ve
en tus ojos la fuente de sus escritos. Un hombre que lee albergará en su ser un
océano de historias para que
solo tú te sumerjas en ellas.
Sí, esos chicos aún existen. Son como los libros
empolvados que encuentras en un
rincón de la librería. Lo ves y por alguna extraña razón capta tu
atención. Sus rostros son la tapa de una historia que por momentos pasa
inadvertida entre cientos de portadas comunes que pululan diariamente por ahí
sin despertar tu curiosidad. Pero, cuando te acercas y empiezas a leer sus gestos,
a escuchar sus palabras, te atrapan
como cuentos fascinantes que no puedes dejar de lado. Sí, los chicos que
leen aún existen, y bien vale la pena que los invites a salir. Puedes ver a
alguno por ahí, con aparente gesto frío y refinada indiferencia. Pero bajo esos
aspectos se halla el calor hipnótico del hombre que busca una lectora para sus historias, una protagonista para su
vida.
Sal con un chico que lee. Porque es la garantía de una
biblioteca en su casa reservada sólo para ti. Porque con cada libro que se
obsequien entre ambos, irán alimentando la librería que desearán tener en un
pequeño piso lleno de fantasía en París,
Roma, Londres o Madrid. Porque un chico que lee solamente discutirá
contigo sobre los personajes de Orgullo y
Prejuicio, los hechizos que conocen del mundo pottérico o las sorpresas
reveladas por Tolkien. Y cada noche
sin falta consumarán un acto de amor literario en el que la cadencia de su voz y tu respiración
entrecortada se unirán al ritmo armonioso de una lectura emocionante que
ninguno querrá dejar para el otro día.
Toma el riesgo, lectora. Cuando veas a un chico que
lee en el transporte o en el parque,
acércate y pregúntale por la
historia que tiene entre manos. Háblale de Wilde, Poe o Zafón. Y luego invítalo
a salir. Yo recomendaría visitar una
librería. Te lo garantizo: nada hace más feliz a un lector que ir a ver
libros en compañía de una dama. Contemplar a una mujer observando y acariciando
páginas es como el paraíso. Un mágico paraíso literario para el chico que lee.
IMÁGENES SOBRE LA LECTURA
(APARECEN LAS "SERIAS" Y LAS GRACIOSAS JUNTAS)
¡¡FELIZ DÍA DEL LIBRO!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario