BEN
¡Por
fin he podido leerlo! Me había leído la trilogía compuesta por Mentira, Verdad y Miedo de Care Santos y, cuando me enteré de que había escrito una
secuela con el personaje de Ben, estaba ansiosa por poder leerlo. La verdad, no
me ha defraudado ni un poquito.
Como
podemos imaginar todos los voraces lectores, cuando se escribe el libro de uno
de los personajes, nos cuenta su vida. Además, los que nos dedicamos a la
enseñanza vemos casos del estilo a menudo. Por ello, era previsible saber que
detrás del comportamiento de Ben había una historia terrible que ningún niño
debería vivir. Creo que, en general, nadie es malo por naturaleza: son las
circunstancias las que lo transforman.
La
novela empieza con una pregunta: ¿Serías capaz de matar? Al final del libro
aparece un diálogo de Ben con su abogada en el que se aclara esta pregunta y se
entiende perfectamente la respuesta de Ben. Nunc apodemos responder
categóricamente a algo sin saber qué viviremos en un futuro para actuar de una
u otra manera.
Bien,
me centro ya en el libro. Comienza con la entrevista que mantiene Ben con su
abogada en el centro de menores, la cual se va intercalando a lo largo de la
novela. No le cuenta nada relevante pero sí muestra rasgos de su personalidad.
Poco a poco, capítulo a capítulo, nos muestra la autora cómo Ben, que siempre
fue un niño serio, va forjando esa personalidad agresiva, violenta, propensa a
lo ilegal… Primero sus abuelos, luego la muerte de su madre, después el trato y
la relación con su padrastro, luego su tío, luego… Tantas y tantas personas y
circunstancias hacen que su carácter sea tan difícil y que acabe de traficante
de drogas. Pero también se nos muestra el cariño, aunque él no lo reconozca,
que tiene a su no-primo Éric. Ya no es solo que quiera al “enano”, como él lo
llama, sino que no quiere que viva lo que él vivió, no quiere que se convierta
en lo que es él. Esto refuerza mi pensamiento: Ben es bueno pero las
circunstancias le han hecho ser malo. Alguien que cuida a Éric como lo hace él
no puede ser malo de verdad. (Y, sí, soy de esas personas que aún tienen
esperanza en la humanidad).
Hace
poco me dijo una compañera que algunos de sus alumnos habían leído Mentira y no les había gustado. Sin embargo,
son más las buenas críticas que he leído sobre la novela que las malas. Estoy
convencida de que esta tetralogía gusta a los adolescentes. Además, creo que es
bueno que lean estas historias que, sin ser reales, sí son verdaderas,
verosímiles, porque pasan, porque en nuestra sociedad hay muchos Ben y muchos
Éric y, a lo mejor, leyendo estos libros, podemos cambiar, aunque sea un
poquito el mundo; quizá, podamos incluso salvar a algún Ben o a algún Éric.
Para
terminar, me quedo con estas palabras de Ben: «…
algunas personas habéis tenido suerte. Nunca os ha pasado nada malo. Malo de
verdad, quiero decir. Nada que os haya obligado a transformaros en un monstruo.
Pero es solo porque habéis tenido suerte. Nada más. Nadie elige dónde nacer. Nadie
elige que le hagan daño. Nadie elige a los hijos de puta con quienes va a
encontrarse. Nadie elige matar. Nadie elige transformarse en algo que no tiene
vuelta atrás…».
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