DON GIL DE LAS CALZAS VERDES
Tirso de Molina
Como me dijo hace poco alguien, leo de todo. Y
este verano faltaba leer teatro del Siglo de Oro (ya leí teatro del siglo XX
con Historia de una escalera). ¿Por
qué me dio por leer esta obra? Creo que fue porque, buscando lecturas nuevas
para mis estudiantes, la vi en algún listado. Y a eso le debemos sumar que lo
tenía en mi estantería desde que a mi hermana se lo mandaron leer (no recuerdo
el curso pero años, hace muchos).
La verdad es que, al leerlo, me he notado
desentrenada con el español del Siglo de Oro ya que a veces me costaba seguir
la lectura (eso, sin tener en cuenta el enredo que ha creado doña Juana). En mi
época de estudiante de Filología Hispánica leía mucho de cualquier época del
castellano y no tenía problemas. Pero ahora, muchos años después, me he visto
en “baja forma”.
Independientemente de estas anécdotas, la lectura
de esta comedia de enredo me ha gustado. Eso sí, llega un momento, sobre todo
en el tercer acto, en el que ya no sabes quién es quién. Todo empieza con el
ansia de venganza de doña Juana a quien don Martín, que le había dado promesa
de matrimonio, por orden de su padre ha de casarse con doña Inés. Doña Juana
decide hacerse pasar por hombre (don Gil de las calzas verdes) para llevar a
cabo su retorcido plan. Doña Juana, además, es también doña Elvira para ganarse
la confianza de doña Inés. Y, siendo don Gil, enamora a doña Inés y a doña
Clara y enemista con don Martín, don Juan, don Pedro… El amor (y el orgullo)
herido de doña Juana no conoce límites puesto que inventa que está en un
convento embarazada en el que muere al dar a luz, pero también que fue don
Martín quien la mató a puñaladas y que su alma ronda a don Martín. En fin, una
comedia de enredo sin ninguna duda (solo las que se nos crean al intentar
distinguir quién es quién y cuáles son sus planes). Parafraseando a Camaranchel
al final de la obra, menudo embrollo el que hay que descubrir.
Todo esto se resuelve luego en un par de páginas:
me parece demasiado poco o demasiado rápido para todo el lío que ha creado doña
Juana, aunque todo queda claro a todos.
Me ha llamado mucho la atención que, a principios
del siglo XVII, tenga tanto poder una mujer: no sólo doña Juana tiene el poder
de crear todo esto maquiavélico plan del que se impune, sino que doña Inés y
doña Clara deciden con quién se quiere casar sin hablarlo con sus padres, los
cuales acatan sus decisiones. Todo esto contrasta con un comentario que hace
Camaranchel sobre que una sola mujer basta para enredar todo esto.
Por otra parte, me parece que la lectura en verso
en castellano del siglo XVII es bastante difícil para alumnos actuales de la
ESO o de Bachillerato. Quizá hace años podría serlo menos pero actualmente, que
son pocos los que disfrutan leyendo, creo que es complicado. Incluso puede
resultarlo en adultos amantes de la lectura.
En conclusión, me ha gustado mucho y os la
recomiendo a todos los adultos amantes de la lectura. En realidad, no tiene
nada que envidiar a las películas cómicas de hoy en día (la única diferencia es
el modo de expresarse).
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