LA VERDAD SOBRE EL CASO SAVOLTA
EDUARDO MENDOZA
Estamos ante un libro con una parte con la que nunca me había encontrado en todos mis años como lectora. Pero, antes de explicar esto, hagamos un breve resumen. Como fácilmente se deduce del título, se trata de investigar un caso: una serie de asesinatos y de tejemanejes en torno a la empresa Savolta. El caso ha surgido a partir del cobro de una indemnización de una póliza de seguros en Nueva York, aunque todo sucede en Barcelona. Debido a este hecho, se produce un juicio a partir del cual se cuentan los hechos ocurridos unos cuantos años antes: el fallecimiento de Savolta y, poco a poco, de sus socios; todo ello rodeado de periodistas, confidentes, cabareteras, abogados, matones a sueldo, personalidades camufladas…, así como de relaciones personales de emigrantes en Barcelona, de trabajadores jóvenes que empiezan su carrera, de amistad y enamoramiento, de querer escalar a nivel social… y relaciones laborales en una época convulsa en Cataluña por las huelgas y las reivindicaciones obreras.
Tomo ahora el tema que apunté al
principio: el libro está dividido en dos partes y en la primera encontramos
declaraciones de un juicio, idas y venidas en el tiempo, en acciones, en
personajes y en narradores. Al principio cuesta un poco «cogerle el aire» a tantos
viajes en el tiempo y a saber quién es quién (hay muchos personajes), pero poco
a poco te enganchas porque quieres reconstruir esa historia de verdades a
medias y engaños, de asesinatos, de huelgas, de amores…
La segunda parte, más extensa,
continúan los adelantos y retrocesos en la historia hasta que se sitúan en un
presente, pero esta vez se mantiene el mismo narrador en casi todo lo que se
cuenta y es más fácil y adictivo seguir la historia hasta su resolución. Sin
embargo, hay algunos flecos que quedan por resolver; supongo que el autor lo
deja a nuestra imaginación. La que más me ha rondado es la relación verdadera
entre Cortabanyes y Lepprince. Otra cuestión que me ha quedado en el aire es la
misteriosa recuperación del comisario Vázquez.
Me parece una lectura muy interesante,
atractiva y atrayente, muy adecuada para los amantes de la intriga. Además, es
una narración como hacía tiempo que no me encontraba: con una expresión
correcta y con vocabulario riquísimo, sin errores (gramaticales, ortográficos
ni morfológicos), con una prosa ágil, cuidada y elaborada a la vez que sencilla
de comprender. Una prosa de esas que dan gusto leer y que últimamente no me
encontraba.
Os animo a leerlo. Por mi parte, pienso leer más obras de Eduardo Mendoza. De hecho, me habían recomendado hacía tiempo varios de sus libros y ya ha llegado el momento.
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