La literatura medieval
(Resumen)
I. Características generales de la Edad Media
La Edad Media
transcurre durante una larga etapa histórica que abarca desde la caída del
Imperio Romano (en el año 476) y la conquista de Constantinopla, en el siglo
XV. En España ese final se suele situar en el descubrimiento de América y la
expulsión de los judíos (1492). La Edad Media se divide, a su vez, en varios
períodos denominados Primera Edad Media (476-siglo VIII); Alta Edad Media
(siglos VIII-XII) y Baja Edad Media (siglos XIII-XV).
En la
península ibérica, esta época estará marcada, fundamentalmente, por la
Reconquista y en toda Europa por las Cruzadas, las expediciones cristianas
enviadas para rescatar los santos lugares. Este hecho y la estructuración de la
sociedad se verán reflejados en la literatura medieval. Además, la convivencia
de tres culturas (cristiana, árabe y judía) creará una rica cultura que,
igualmente, caracterizará y aportará originalidad a nuestra literatura.
Asimismo relevante en la península fue el fenómeno de la peregrinación a
Santiago de Compostela, lo que supuso una vía importante de contacto con
Europa.
La sociedad
medieval en los reinos cristianos de la península se caracterizó por una clara
jerarquía de estamentos. La sociedad, a modo de pirámide en cuya cúspide se
encontraba el rey como máxima autoridad, representante de los poderes
terrenales y divinos, se dividía en los siguientes estamentos:
La nobleza:
Dedicada a las tareas de la guerra y la caza, estaba obligada a servir al rey,
mediante el juramento del vasallaje. Poseían grandes extensiones de terreno y
riqueza.
El clero: Su
labor era, fundamentalmente, adoctrinar a las gentes y conservar y transmitir
la cultura. Los monasterios fue el lugar propicio para la conservación de dicha
cultura y de donde surgirían las primeras universidades.
El pueblo
llano: Constituía la mayor parte de la población y se dedicaban a la
agricultura, la ganadería o la artesanía. Carecían de derechos y muchos de
ellos vivían casi en la esclavitud.
Hacia el siglo
XV, esta situación social cambia al surgir la burguesía, una vez que, de manera
incipiente, empiezan a aflorar las ciudades. Esto supondrá una crisis en la
ideología y la política medieval, que veremos en reflejada en obras como La
Celestina.
El feudalismo
era la organización político-económica de la sociedad medieval. En esta
organización existían dos elementos importantes:
El vasallaje,
que consistía en la relación personal por la cual el vasallo había de ofrecer o
cumplir unos servicios al señor a cambio de la protección de éste.
El beneficio,
que era el pago por dichos servicios, normalmente mediante la concesión de
tierras.
La sociedad
medieval era teocéntrica, en la que Dios era el centro de todo y la influencia
de la iglesia era muy importante.
II. Características generales de la literatura medieval
La literatura
fue el reflejo de la sociedad medieval y de su mentalidad. Las principales
características de la literatura medieval son:
La importancia
de la transmisión oral: Gran parte de la literatura se difundía mediante la
recitación, dado que la población era analfabeta en su mayoría.
El carácter
anónimo de sus autores: Al principio, sobre todo, la literatura surge de la
colectividad y luego va siendo modificada por los juglares o quienes la
transmiten.
La finalidad
didáctica o moralizante: La influencia religiosa determina que, en muchos
casos, la literatura se utilice para influir en los oyentes. Otras veces, la
literatura sirve de propaganda de los valores de un rey o de un pueblo, como
ocurrirá con los cantares de gesta.
El uso del
verso: Hasta bien entrada la Edad Media (siglo XIV), el verso será el modo
usual de escribir, dada su facilidad para la recitación.
III. La lírica tradicional en la Edad Media
La poesía
lírica se manifestó de forma espontánea y fue la más extendida durante la Edad
Media y surgió en todas las lenguas de la península ibérica: castellano,
gallego, catalán y mozárabe. Estas composiciones se cantaban en los distintos
actos de la vida, tal como lo demuestran sus contenidos: de boda, de siega, de
romería, etc. Pero el tema constante y más importante era el del amor, como
expresión, sobre todo, del sentimiento de la amada.
Aunque en cada
zona de la península esta poesía de tema amoroso presenta sus particularidades,
todas ellas comparten las siguientes coincidencias:
·
Contenido: la enamorada se lamenta por la
pérdida, ausencia o tardanza del amado.
·
Confidente: la muchacha expresa sus lamentos de
amor a algo o a alguien: la madre, la hermana, la amiga, las olas del mar, las
flores del campo, etc.
·
Motivos comunes: Suelen aparecen situaciones o
motivos relacionados con el amor o el encuentro amoroso: el río y las fiestas,
como lugar o momento para el encuentro amoroso; la cinta, como símbolo de
virginidad, etc.
·
Estructura métrica: Las canciones se suelen
adaptar a la estructura zejelesca o a la estructura paralelística.
La estructura
paralelística consiste en la repetición de los versos, cambiando sólo la
palabra de la rima. El leixaprén (deja y toma) es una forma especial de
paralelismo que consiste en que una estrofa empieza con el mismo verso con el
que había finalizado alguna estrofa anterior.
La estructura
zejelesca era aquélla en donde se utilizaba el zéjel. El zéjel es un tipo de
poema procedente de la poesía arábigo-andaluza y aparece en castellano en el
siglo XIV. Está formado por versos octosílabos y tiene la siguiente estructura:
·
Estribillo: uno o dos versos.
·
Mudanza o glosa: tres o cuatro versos
monorrimos.
·
Verso de vuelta: verso que rima con el
estribillo.
·
Estribillo.
Existen en la península cuatro
grandes núcleos líricos.
1. Lírica arábigo-andaluza
Se desarrolló en la mitad sur de
España, en territorio mozárabe, lengua hablada por los hispanomusulmanes y
formada por la mezcla de árabe y lengua romance. La manifestación poética más
importante fue la jarcha, cancioncilla en lengua mozárabe que se incluía al
final de poemas cultos, escritos en árabe o hebreo, llamados moaxajas. Las
jarchas son las composiciones líricas más antiguas que se conocen y pudieron
haber sido compuestas hacia el siglo 1000.
2. Lírica gallego-portuguesa
Se desarrolló al Noroeste de la
península, en el territorio que hoy es Galicia y Norte de Portugal. La
manifestación más importante de esta lírica es la cantiga de amigo que, al
igual que las jarchas, son poemas de amor puestos en boca de una mujer que se
lamenta por la ausencia, tardanza o abandono de su amado. Se caracteriza por
una fuerte monotonía que se manifiesta en el uso limitado del vocabulario y de
las estructuras sintácticas, basadas en la estructura paralelística de su
métrica.
3. Lírica tradicional castellana
Es el núcleo lírico más tardío.
Los primeros textos que recogen testimonio de este tipo de lírica compuesta en
castellano datan del siglo XV. La composición más representativa es el
villancico de amigo, que contiene el mismo tema y contenido que las jarchas y
las cantigas de amigo y se desarrolla, normalmente, en estructura zejelesca,
aunque también puede aparecer glosado en estructura paralelística.
Otros tipos de composiciones tradicionales castellanas son:
·
Canción de amor puesta en boca del enamorado: En
ellas es el hombre, y no la mujer, el que expresa sus quejas de amor.
·
Canciones de boda, siega, romería, etc.: Recogen
el mundo folclórico de la época.
·
Canciones de serrana: Cuando la protagonista es
una serrana a la que se le requiere de amores. A veces, es ella quien expresa
sus quejas. Hay que señalar dos grupos dentro de este tipo de composiciones:
o
Aquél en que aparece una serranilla, de carácter
refinado y cortés.
o
Aquél en que aparece una serrana forzuda y
corpulenta, capaz de cargar a cuestas al caballero y donde el elemento erótico
es importante.
·
Canciones de albada: Aquéllas en las que el tema
del amor se desarrolla al llegar el alba. También encontramos de dos clases:
o
La albada, que cuenta la separación de los
amantes al amanecer.
o
La alborada, en la que los amantes se citan al
llegar la mañana.
4. Lírica catalano-provenzal
Surge en el siglo XII en las
cortes provenzales. Es un tipo de poesía refinada, cantada por los trovadores
en los palacios y casas señoriales para distraer a los grandes señores. Influye
en otros tipos de lírica tradicional de la península mediante la cansó, la
pastorela o la albada, así como con la ideología del amor cortés, juego poético
en donde se establece un paralelismo entre la relación vasallo-señor feudal y
enamorado-dama. Así, al hablar de las relaciones entre el poeta y la dama se
utiliza un léxico feudal: se llama midons (mi señor) a la dama.
IV. El mester de juglaría, la épica castellana y el Poema de Mío Cid
1. El mester de juglaría
El género
principal de la poesía épica fue el de los cantares de gesta, extensas
narraciones en verso en las que se exaltan las hazañas y las virtudes de los
héroes.
La poesía
épica se encuadra dentro del mester de juglaría, esto es, la escuela poética
propia de los juglares. Los cantares de gesta eran recitados de memoria por los
juglares que actuaban en las plazas de los pueblos y ciudades, en los castillos
o en las estancias de la corte, a cambio de un pago por sus servicios. Sabían
danzar, tocar instrumentos, recitar y realizar ejercicios acrobáticos y
circenses.
2. Características de la épica española
Los cantares
de gesta surgieron entre los siglos XII y XIII. Se han conservado muy pocos
debido a que su transmisión era oral y no escrita. Además del Poema de Mío de
Cid, que se conserva casi completo, nos han llegado fragmentos del Cantar de
Roncesvalles y del Cantar de las Mocedades de Rodrigo. De otros cantares de
gesta nos han llegado noticia a través de crónicas históricas que los
utilizaron como fuente.
Otras
características de los cantares de gesta de nuestra literatura son: su carácter
anónimo, pues el autor no los firmó; su gran vitalidad, pues sus temas
pervivieron en la literatura posterior (romancero, comedia nacional, drama
neoclásico, romántico y moderno, en la lírica, en la novela, etc.); su
realismo, pues se compusieron en fechas cercanas a los hechos que cuentan y
apenas aparecen elementos fantásticos.
3. El Poema de Mío Cid
El Poema de Mío Cid, obra de los siglos XI
o XII, es un extenso poema épico, máximo exponente del mester de juglaría
(poesía hecha por los juglares), que cuenta las hazañas de Rodrigo Díaz de
Vivar, quien por dos veces pierde su honor y lo recupera con creces. La obra
está dividida en tres partes o cantares:
·
El cantar del destierro: Narra cómo El Cid es
desterrado por pedir juramento al rey Alfonso VI. El héroe abandona Castilla
después de dejar a su mujer e hijas en el monasterio de San Pedro de Cardeña.
Ya en tierra de moros, entabla diversas batallas por Castejón, Alcocer,
Calatayud, hasta llegar a Huesca, Zaragoza y Lérida. En estas escaramuzas hace
preso al conde de Barcelona.
·
El cantar de las bodas: El Cid conquista
Valencia, envía un regalo al rey y su mujer e hijas se reúnen con el héroe en
sus nuevas tierras. Los infantes de Carrión solicitan el casamiento con las
hijas de El Cid, para lo cual intercede el rey.
·
El cantar de la afrenta de Corpes: Los infantes
de Carrión, hombres cobardes, no soportan las burlas de los hombres de El Cid y
deciden vengarse en las hijas del caballero castellano, a las que azotan y
abandonan en el robledal de Corpes. Ante esto El Cid pide justicia al rey,
quien convoca unas cortes donde se restaura el honor afrentado. Las hijas de El
Cid terminan casándose con los infantes de Navarra y Aragón.
La métrica del
Poema de Mío Cid es irregular:
realizado en versos cuya medida fluctúa entre 10 y 20 sílabas aunque predominan
los de 13, 14 y 15 y que se agrupan en tiradas (grupos de versos con una sola
rima asonante).
De su estilo cabe destacar:
·
El uso del epíteto épico, para enaltecer y
magnificar al héroe ("el que en buena hora nació", "el que en
buena hora ciñó espada").
·
Fórmulas dirigidas al oyente, con el fin de
comunicarse con él y de que participe en la narración ("Como oiréis
contar", "Bien oiréis lo que dirá"). - o elementos simbólicos
(movimientos de los personajes, elementos decorativos, etc.).
·
Episodios humorísticos, cuya función principal
era la de divertir al auditorio e introducir un momento de distensión en medio
de sucesos dramáticos (episodio de las arcas en el cantar I; el episodio del
Conde de Barcelona al final del cantar I; el episodio del león en el cantar
III).
En cuanto al personaje
protagonista hay que destacar su conducta ejemplar. Se nos presenta como un
hombre de conducta intachable: es valiente, astuto, prudente, amoroso padre de
familia, con gran conciencia de su honra y un fuerte sentimiento religioso.
V. El mester de clerecía. Los Milagros
de Nuestra Señora, de Gonzalo de Berceo y el Libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita
1. El mester de clerecía
La otra
escuela poética existente en la Edad Media fue el mester de clerecía. Tuvo su
apogeo durante los siglos XIII y XIV y a ella pertenecen los clérigos y los
autores cultos.
La
característica formal más notable de esta escuela es la utilización de la
cuaderna vía, estrofa de cuatro versos con la misma rima (monorrimos)
consonante.
2. Los Milagros de Nuestra Señora,
de Gonzalo de Berceo
Los Milagros de Nuestra Señora es la obra
más importante de Gonzalo de Berceo. Comienza con una introducción alegórica en
la que el autor se presenta a sí mismo en una naturaleza idealizada, descanso
del hombre, que simboliza las virtudes y perfecciones de la Virgen.
A
continuación, se suceden veinticinco milagros realizados por la Virgen a favor
de personas que sienten una gran devoción por ella. Berceo no inventa, sólo
pretende difundir en lengua romance los relatos ya existentes sobre la Virgen,
los cuales él modifica con libertad. Las principales características de los
Milagros son las siguientes:
·
Berceo introduce elementos cotidianos para
atraer a sus oyentes.
·
Introduce un tono humorístico y emplea metáforas
y comparaciones espontáneas.
·
Introduce elementos del arte juglaresco, como el
uso de expresiones para llamar la atención de sus oyentes.
·
Al final de cada relato aparece una moraleja o
enseñanza para hacer comprender al oyente las ventajas que reporta ser un
devoto de la Virgen.
Se pueden distinguir tres grupos
de milagros:
·
En los que María premia o castiga a los hombres,
como "La casulla de San Ildefonso".
·
En los que la Virgen perdona y logra salvar de
la condenación a sus devotos, como "El sacristán impúdico".
·
En los que los personajes sufren una crisis
espiritual y María les ayuda a solucionar el conflicto, como "La abadesa
encinta".
·
El personaje de la Virgen aparece dotado de
sentimientos humanos. Así, unas veces se comporta como una mujer celosa y otras
veces se enfada con los que no la sirven.
3. El Libro de Buen Amor, del
Arcipreste de Hita
El Libro de Buen Amor es una composición extensa y variada de 1700
estrofas, cuyo hilo conductor lo constituye el relato de la autobiografía
ficticia del autor, quien es representado por don Melón de la Huerta.
El libro se caracteriza por su
gran variedad: de contenido (ejemplos, narraciones amorosas, serranillas,
elementos didácticos, composiciones líricas, etc.); métrica (además de la
cuaderna vía utiliza estrofas de dieciséis versos, estrofas zejelescas, etc.);
de tono (serio, festivo, religioso, profano, etc.).
Se distinguen, entre otros, los
siguientes elementos en la obra:
·
Una introducción donde el autor explica el
sentido e interpretación del libro.
·
Una autobiografía ficticia del autor, que
consiste en narrar sus amores con distintas mujeres, ayudado por
Trotaconventos.
·
Una narración de los amores de don Melón y doña
Endrina.
·
Una colección de ejemplos, fábulas y cuentos,
que sirven como enseñanza moral y cierre de los episodios.
·
El relato alegórico de la batalla de don Carnal
y doña Cuaresma.
Es importante el uso de la
parodia y la ambigüedad en la obra, lo que influye en la verdadera intención de
la misma. Así, por un lado, se puede deducir un carácter moralizante y
didáctico cuando nos muestra la lección moral sobre la infelicidad y el
alejamiento de Dios que provoca el loco amor. Pero, por otro, el tono de
algunos pasajes invita al goce de los placeres de la vida.
VI. La prosa medieval: El Conde
Lucanor
1. La prosa medieval
Hasta el siglo XII toda la prosa
literaria estaba escrita en latín. Tras el impulso y madurez que la lengua
castellana adquirió durante ese siglo con la labor de Alfonso X el Sabio -que
reinó entre 1252 y 1284- y la Escuela de Traductores de Toledo, aparecen
algunos textos narrativos escritos en lengua romance: colecciones de cuentos,
como el Libro de Calila e Dimna, o
recopilaciones de sentencias, como el Poridat
de Poridades.
2. El Conde Lucanor
El Conde Lucanor (1282-1340) es la obra principal de Don Juan
Manuel, sobrino de Alfonso X el Sabio, quien la escribió en el siglo XIV y
quien afianzó la prosa literaria en castellano. El libro está formado por 50
ejemplos con la misma estructura: El Conde Lucanor pide consejo a su ayo
Patronio, sobre problemas que se le plantean. Éste le narra un cuento que le
ofrece la solución. Cada narración acaba con una moraleja que resume la lección
aprendida.
Todas las narraciones de estos
cuentos tienen la misma estructura:
·
Introducción: El Conde Lucanor tiene un problema
y le pide consejo a Patronio.
·
Núcleo: Patronio cuenta un cuento que se asemeja
al problema planteado.
·
Aplicación: Patronio aconseja la manera adecuada
de solucionar el problema, en relación con el cuento narrado.
·
Moraleja: Se termina con dos versos en los que
el autor resume la enseñanza de la narración.
En la obra se utilizan cuentos de
diferentes procedencias (árabes, clásicos, etc.). En todos los cuentos es
patente la intención didáctica, al dar soluciones a los problemas que a una
persona pueden planteársele en su vida.
VII. Las Coplas por la muerte de
su padre, de Jorge Manrique
Las Coplas por
la muerte de su padre, de asunto moral, es la obra más importante de Jorge
Manrique (1440-1479). Esta obra, realizada con motivo de la muerte de su
progenitor, pertenece al género poético de la elegía y es una reflexión sobre
la vida, la fama, la fortuna y la muerte con resignación cristiana. Está
formada por cuarenta coplas, cada una de las cuales se compone de dos
sextillas, coplas manriqueñas o coplas de pie quebrado, cuyo esquema métrico es
8a, 8b, 4c, 8a, 8b, 4c. El ritmo de las estrofas es lento e interrumpido por
los tetrasílabos, dando así un tono funeral a la composición.
En cuanto al
contenido, las Coplas forman una elegía por la muerte del padre del autor, don
Rodrigo Manrique, donde el poeta se lamenta de la inestabilidad de la fortuna,
la fugacidad de las cosas humanas y de la vida, del poder igualatorio de la
muerte. La fama es lo único duradero: esta forma de pensar anuncia la llegada
del próximo Renacimiento.
Otros temas que aparecen en la
obra son:
·
El paso inexorable del tiempo.
·
La vida como camino.
·
La vanidad de las cosas mundanas.
·
El tema del Ubi
sunt para evidenciar la fugacidad de la vida.
·
El tema de la fortuna.
·
La descripción de don Rodrigo Manrique.
·
La visión cristiana de la muerte.
Los tres tipos de vida: terrenal,
de la fama y eterna.
La estructura de las Coplas va de
lo general a lo particular:
·
Habla en un sentido general sin aludir a nadie
(coplas 1-14).
·
Pone ejemplos de los dicho anteriormente en
personas de la época, utilizando el tema clásico del Ubi sunt (coplas 15-24).
·
Se centra por fin en la figura del padre, al que
alaba como un ejemplo de virtud (coplas 25-40).
VIII. El Romancero
El romance es
una composición poética de carácter épico-narrativo nacida para ser cantada,
formada por versos octosílabos con rima asonante en los pares y cuyo origen se
encuentra en los cantares de gesta. El interés por éstos, con el paso del
tiempo, fue decayendo y sus fragmentos más atrayentes fueron transformados en
romance mediante la ruptura de cada uno de los versos de aquél en dos partes
para formar cada uno de los versos del romance.
Se denomina
Romancero al conjunto de romances cantados por los juglares desde finales del
siglo XIV hasta el siglo XV. Los escritos durante los siglos XV y XVI por
autores conocidos, como Cervantes, Lope de Vega, Góngora o Quevedo, forman el
Romancero Nuevo.
El romance es
una composición creada por la colectividad, por lo que su autor es anónimo y
constituye también la razón de que existan múltiples versiones de un mismo
romance.
Por su tema, los romances pueden
clasificarse en:
·
Tradicionales: Provienen de un hecho histórico o
de los cantares de gesta.
·
Juglarescos: Su origen es diferente de los
anteriores.
·
Carolingios: cuentan las hazañas de Carlomagno y
otros personajes de su corte.
·
Bretones: recogen las leyendas del rey Arturo y
los caballeros de la Tabla Redonda.
·
Noticieros: Vienen derivados de la convivencia
con los árabes y pueden ser fronterizos y moriscos.
·
De invención: Fruto de la imaginación de los
autores.
·
Líricos: Tratan el tema amoroso y la expresión
de sentimientos. Predomina la descripción y la acción es escasa.
·
Novelescos: Destaca el elemento narrativo, la
ficción y el diálogo entre los personajes.
Los romances presentan rasgos de
estilo propios de la tradición oral:
·
Uso de arcaísmos.
·
Alusión a los oyentes.
·
Utilización del fragmentarismo o truncamiento:
la acción se interrumpe al final, dejando el desenlace a la imaginación del
oyente o lector.
·
Variedad en las formas verbales, mediante la
aparición de distintos tiempos en un mismo romance.
·
Uso de fórmulas para expresar sentimientos,
circunstancias espaciales y temporales, etc.
·
Lenguaje sencillo y con gran capacidad de
sugerencia.
·
Uso de repeticiones, paralelismos y
aliteraciones.
IX. La Celestina, de Fernando
de Rojas
La Celestina es el título por el que se
conoce la Comedia o Tragicomedia de
Calisto y Melibea, la cual fue publicada en dos versiones diferentes: una
en 1499, que constaba de 16 actos; y otra, en 1508, que tiene 21 actos.
Pertenece al género de la comedia humanística, género inspirado en la comedia
latina, que estaba destinado a ser leído y no representado.
El autor es
Fernando de Rojas, nacido en Puebla de Montalbán (Toledo), hacia 1475, de
familia conversa (judíos convertidos al cristianismo), que estudió leyes en
Salamanca y fue alcalde de Talavera de la Reina. Murió en 1541.
La obra cuenta
cómo Calisto, joven noble, entra en un jardín para recobrar su halcón perdido,
y allí conoce a Melibea, de la que se enamora y la que le rechaza inicialmente.
Calisto, por consejo de su criado Sempronio, contrata los servicios de
Celestina para alcanzar los favores de la muchacha. Aquélla consigue con sus
trucos concertar una cita entre Calisto y Melibea y, como premio, recibe del
enamorado una cadena de oro. Sempronio y Pármeno, criados de Calisto y socios
de Celestina en el negocio, reclaman su parte. La anciana se niega al reparto y
ambos la asesinan, crimen por el que son ajusticiados. Sus compañeras, Elicia y
Areúsa, deciden vengarse por lo sucedido en las personas de los amantes
contratando a Centurio. Una noche, estando Calisto con Melibea, al oír los
ruidos provocados por Centurio y sus acompañantes, el amante resbala de una
escala y muere. Melibea, desesperada, se arroja al vacío desde una torre de la
casa de su padre, Pleberio, quien cierra la obra con un lamento por su hija
muerta.
El rasgo más
llamativo de la obra es su realismo psicológico, al retratar el ambiente
burgués y la sociedad en crisis de la época. Se refleja una nueva clase de
criados y su relación meramente económica con sus amos. Se pone en evidencia la
crisis de los ideales heroicos y religiosos frente a la importancia que
adquiere el dinero.
Los personajes celestinescos
también muestran una perfecta caracterización:
·
Melibea es una mujer enérgica y que toma sus
propias decisiones. Es arrogante, apasionada, hábil para improvisar y con un
carácter fuerte.
·
Calisto se muestra débil de carácter, que olvida
sus obligaciones y sólo piensa en sí mismo y en el interés sexual por Melibea.
·
Celestina se presenta como una persona vital,
movida fundamentalmente por la codicia.
·
Los criados no guardan fidelidad a su amo y
buscan su propio beneficio también. Esta actitud la muestra Sempronio desde el
principio y Pármeno una vez que es despreciado por Calisto.
El lenguaje se
muestra también con total realismo. Así, se utiliza el lenguaje culto -lleno de
figuras retóricas, sintaxis latinizante, latinismos, frases largas, etc.) y el
lenguaje vulgar -repleto de obscenidades, palabras malsonantes, amenazas,
refranes, etc.). Cada personaje utiliza el nivel del lenguaje que le es propio.
Celestina utilizará el que más le interese en función del personaje con el que
hable. También sería de destacar el uso del aparte, que consiste en una
convención del teatro por la cual uno de los personajes habla sin que lo oiga
su interlocutor.
La intención
de la obra es claramente moral: advertir de los peligros del amor desenfrenado
y de los engaños de criados y alcahuetas ante la ingenuidad de los locos
amantes. Muestra una visión pesimista de la vida, fruto, tal vez, de la crisis
social de la época.
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