RESEÑA DE IQBAL MASIH. LÁGRIMAS,
SORPRESAS Y CORAJE, DE MIGUEL GRIOT.
Iqbal Masih. Lágrimas, sorpresas y coraje
es la primera novela de Miguel Griot (Miguel Ángel Alonso). Fue publicada en
2010 en la colección “El árbol de la lectura” de Oxford University Press. La
que ha llegado a mis manos es la séptima reimpresión (2016), lo cual dice mucho
sobre esta novela.
Este libro nos
cuenta, de una manera distinta a la habitual, la biografía de Iqbal Masih, un
niño pakistaní que luchó contra la esclavitud infantil y a favor de los
derechos de los niños[1].
He de reconocer que no conocía a este niño. Y, si alguna vez oí hablar de él,
tristemente lo olvidé. Pero también admito que, a partir de ahora, no voy a
olvidar a esta persona.
Cada capítulo (o
secuencia) es narrado por uno de los sesenta y un personajes; algunos de ellos
aparecen varias veces debido a su relación con Iqbal o a su importancia en los
hechos contados. Así, a través de esta ingente cantidad de personajes-narradores,
conocemos la vida y la historia de Iqbal, un niño cuyos padres lo intercambian
por dinero al dueño de un taller de alfombras, es decir, realizan un “paishgee”
(a cambio del préstamo, el niño trabajará hasta doce horas diarias todos los
días hasta cubrir ese préstamo… Si se cubre). Pero este niño no es como los
demás. Este niño va a luchar por sus derechos como niño: derecho a no trabajar,
derecho a ir a la escuela, derecho a no ser vendido… Pero, sobre todo, derecho
a ser niño.
Estos
personajes aportan su visión sobre Iqbal. Así, encontramos a su familia (INYIAT
BIBI, su madre; SAIF MASH, su padre; sus hermanos: ASLAM y SOBYAS; sus primos FAYRAD
y LIAKAT), sus amigos (GHULAM y KAVIR), sus compañeros de taller (TARIQ, VAVAR,
FARIS…), las personas relacionadas con los talleres de alfombras (FATEH, HENRY
WOOD…), los miembros, dirigentes, colaboradores, amigos, etc., de la ONG que le
ayuda en la lucha con sus derechos, la BFLL (PERVEZ, ESHAN ULLAH KHAN, MUNNAWAR
VIRK, AZAHARA, ULF, NADIA y KHALED…), personas a las que conoce por distintas
razones en sus viajes (SATMIT, un policía; BRITTMARIE KLANG, cooperante
internacional que quiere hacer un documental, y sus HIJOS; MAGNUS BERMAR,
director de cine; SOR DANIELA BARONCHELLI, una misionera; JENNIFER MARGULIS,
responsable de labores humanitarias de una multinacional; BIRIT, ama de casa
sueca; BRENDA HUTTON, una mujer rica que escuchó un discurso de Iqbal; MOE, un
conductor de limusinas; STEVE WILBER, un periodista de Estados Unidos, etc.),
personas a las que la lucha de Iqbal cambió la vida (LAURA, un alumna de un
colegio estadounidense; EL CAZADOR DE AUTÓGRAFOS, un niño de una escuela a
punto de ser seleccionada para la visita de Iqbal que lo sigue hasta el
aeropuerto; SORAYA y YOUSUF, un matrimonio visitado por Iqbal y al que convence
de no aceptar un “paishgee” por su hijo; AL AFIFI, un empresario de alfombras
que admite que Iqbal tiene razón en su lucha; BUBA, un niño pakistaní que,
gracias a Iqbal, no trabaja y va a la escuela,…) y un larguísimo etcétera.
Cada personaje
aporta algo de la historia de Iqbal desde su punto de vista y dando su opinión.
Por ello, encontramos testimonios positivos y testimonios negativos sobre el
niño. Entre los del segundo grupo, encontramos personas que piensan que todo lo
exagera, como ABDULLAH RAMADAN; personas que no lo soportaban, como la AZAFATA
DEL AVIÓN; personas que lo odian (los relacionados con los talleres de alfombras).
De entre
todos, tanto los que alaban su persona y su trabajo como los que lo atacan, a
mí me han llamado mucho la atención uno de cada “bando”: por un lado, X
(aparece así en el libro), que está a favor de los que lo odian y se deja
llevar por ellos, no piensa, solo actúa. (No puedo decir nada más de este
personaje, simplemente que, aunque no tenga nombre, es clave en la historia de
Iqbal). Por otro lado, MUDENA, esa niña que guía al lector en esta habitación llena de ventanas por las que nos asomamos a la vida
de Iqbal; esa niña que, sin utilizar muchas palabras, nos dice mucho; una
niña de la que sin verla conocemos su mirada.
Estos
personajes son narradores de esta historia. Creo que es la primera vez que leo
una novela contada por tantos narradores. Había leído alguna con dos o tres
pero contaban el mismo hecho. Sin embargo, este estilo de, permítanme el
tecnicismo, “multinarrador” me parece una labor complicada por parte del autor,
así como un manejo extraordinario de sus personajes, muchos de ellos reales, lo
cual dificulta aún más este magnífico trabajo. No es nada fácil adaptar el
estilo del relato a cada uno de esos sesenta y un personajes, y Miguel Griot lo
ha conseguido magistralmente.
Todo esto hace
que su prosa sea ágil y sencilla; digo “sencilla”, no “simple”, porque no lo
es. Es un estilo muy cuidado que facilita al lector el introducirse en la
historia y seguirla sin ningún tipo de problemas. De hecho, llegas a creer que
puedes ser uno de ellos y contar también tus impresiones sobre Iqbal.
Otro aspecto
que me ha llamado la atención es el espacio. Yo insisto mucho a mis alumnos de
los cinco elementos de una narración (narrador, hechos, personajes, tiempo y
espacio), por eso me fijo mucho en ellos (o viceversa). Por una parte, en esta
historia es necesario visualizar mentalmente un mapa del mundo para ver dónde
se encuentra Iqbal en ese momento y seguirle la pista, puesto que aparecen
lugares muy lejanos entre sí. No obstante, por otra parte, hay muchos “capítulos”
en los que no se aporta ninguna información sobre el espacio pero, gracias a
los narradores de dichos capítulos, sabemos dónde estamos y cómo es el lugar.
Respecto al
tiempo, pocas fechas concretas se mencionan, pero no son necesarias.
Personalmente, creo que Iqbal representa a todos esos “Iqbales” que hay, ha
habido y habrá luchando por los niños. Es él quien pone cara (o espalda, puesto
que en la portada aparece un niño de espaldas) a todos los niños explotados,
pero también a todos los niños que, gracias a Iqbal y a personas como él,
pueden ir a la escuela. Por eso, el relato de BUBA es realmente enternecedor.
Todo esto (sus
múltiples narradores-personajes, los hechos –unos estremecedores y otros
divertidos- que cuenta, el tiempo, el espacio, el estilo…) hace que esta sea
una novela maravillosa.
Iqbal Masih. Lágrimas, sorpresas y coraje
es un libro que recomendaría a personas de cualquier edad, condición, creencia…
Por mi parte, ya he “lanzado la caña” a mis alumnos adolescentes… y a algún
adulto. Creo que es primordial que conozcamos la realidad que vivimos para que
se nos mueva el corazón y así conseguir dos objetivos: uno, darnos cuenta de lo
afortunados que somos; y dos, hacer algo para que quien no lo es pueda serlo.
Y, de paso, disfrutamos de su lectura.
Gracias,
Miguel Griot, por este libro extraordinario.
[1] Si
quieres saber más sobre este niño, aquí tienes un enlace a Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Iqbal_Masih
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