lunes, 9 de diciembre de 2013

TEXTOS PARA ANALIZAR LA COHESIÓN (SOLUCIONES)

Socorro

Otro elemento importante en la cohesión textual son los conectores (marcas sintácticas que hacen explícita una relación semántica o pragmática que existe previamente entre los términos conectados). En este texto encontramos ejemplos de marcadores conversacionales (“por favor” -23-, “ahora resulta que” -8-) que marcan la posición del emisor ante su enunciado y nos orientan sobre el tratamiento de la información en los que se aprecia una fuerte carga de ironía.  Aparecen otros marcadores del discurso, característicos de los textos expositivo-argumentativos, como “por ejemplo” (18) que concreta la información, el aditivo “sino que” (9), los explicativos “quiere decirse” (16) y “porque” (23) o el contraargmentativo “pero” (3) que ejemplifica la intención del autor: mostrar su opinión contraponiendo ideas, hechos o situaciones.
 A pesar de la presencia de estos conectores, en el orden sintáctico, y en relación con el dinamismo verbal, lo que predomina es la relación asindética, es decir, no aparecen muchos nexos conjuntivos para encadenar el texto, sino que, más bien, se hace mediante la yuxtaposición. Este hecho marca la rapidez; el autor no quiere dejar claras las relaciones entre las oraciones para que sea el lector quien las interprete. Esto no debe entenderse como un sinónimo de texto poco elaborado, sino más bien, como un recurso más del autor para acercarse al lector y ser más directo, claro, rápido y conciso.

Por otra parte, para analizar la cohesión léxica, nos fijaremos en las palabras claves del texto a partir de las cuales se construye toda su explicación. En este caso, cabe destacar distintos campos semánticos. Uno de ellos es el que tiene que ver con el pretexto que el autor emplea para su artículo, es decir, la escritura libros. Encontramos  al respecto sinónimos como “guía” (2), “manual de autoayuda” (3), “literatura específica” (10) o “una biblioteca” (11). También aparece retratado el campo semántico de la familia; el autor habla de “familias homologadas” (7), “matrimonios estables” (5) o “los hijos de los divorciados” (8); otros dos tendrían que ver con la acción de “combatir” y los objetos de “lo cotidiano”. Estos campos aparecen tratados con bastante recurrencia por parte del autor. Por ejemplo, para referirse a la acción de “combatir” utiliza sinónimos como “se espanta” (13), “se defiende” (28). También habla de “situaciones normales” (12), “lo de todos los días” (17) –en este caso crea la sinonimia mediante una expresión léxica coloquial-, “lo cotidiano” (26). Además, en relación con “lo cotidiano” hay una red léxico-semántica importante que retrata la imagen que la sociedad actual tiene para el autor en una clara gradación: desde los “contratos basura” (20) e “hipotecas” (19) a la “esclavitud infantil”, “hambrunas masivas” (27), etc. Otro elemento que se utiliza para cohesionar el texto es el empleo de algunos términos repetidos como es el caso de la partícula interrogativa “cómo” que inicia una serie de preguntas retóricas en estilo indirecto, y de las cuestiones directas encabezadas por la expresión “¿hay derecho a…?” (24) que muestran la indignación del autor ante la realidad que describe. Del mismo modo, habría que destacar el empleo de los verbos en una posición relevante dentro de la oración (“urge” -11-, “explíquennos” -28-, “hagan” -31-); el hecho de que los sitúe en un primer lugar es producto de su intención de elaborar un texto con un ritmo rápido y estilo directo que impacte en el lector. Por último, señalar un fenómeno curioso que vuelve a mostrar el contraste con una gradación: el texto empieza hablando de una niña europea, sigue con “muchos críos” (22) y termina haciendo inflexión sobre la esclavitud infantil del llamado tercer mundo.



Pan y cine


En el nivel léxico-semántico, la coherencia se garantiza a través de la repetición, tanto léxica como semántica. Como ejemplo de recurrencia léxica cabe citar la repetición a lo largo del texto de ciertas palabras que se relacionan directamente con el tema del mismo (por ejemplo, “fábulas” aparece en la línea 1 y en la 23; “guionistas” en la 2, en la 8 y en la 24; “ficción”, en la 12 y en la 21, etc.), así como la repetición de ciertos lexemas en palabras de la misma familia (“imaginable” e “imaginen”, por ejemplo).
En cuanto a la recurrencia semántica, encontramos en el texto varios casos de sinonimia: “historias”, “fábulas” y “argumentos”; “urdir” e inventar”; “esconder” y “disimular”; “cifra” y “números”; “comemos” y “devoramos”… También hay casos de sinonimia referencial: por ejemplo, “los guionistas” son el referente al que aluden sintagmas nominales como “esa panda de locos”, “esta gente” o “ese señor tan raro”. Millás utiliza esas expresiones con cierta ironía, haciendo hincapié en el hecho de que a las personas “normales” nos puede parecer que los guionistas llevan una vida muy desordenada o que están un poco locos.
También encontramos a lo largo del texto varios pares de antónimos (“se acuesta” frente a “se levanta”; “unos” frente a “otros”; “mañana” frente a “noche”; y, sobre todo, “realidad” frente a “ficción”) y numerosos ejemplos de hiponimia: por ejemplo, el hiperónimo “ficción” se sustituye a lo largo del texto por numerosos hipónimos (novelas, cine, series de televisión, culebrones, cómics…), y, a su vez, algunos de esos términos se convierten en hiperónimos de otras expresiones (por ejemplo, “madames bovarys” podría considerarse un hipónimo de novela, mientras que “doctores houses” lo sería de serie de televisión).
En cuanto a los campos semánticos que predominan en el texto, es evidente la abundancia de palabras relacionadas con la ficción, ya sean sustantivos que se refieren a distintos productos de ficción (novelas, series, cine…) o a los artífices de dichos productos (guionistas), o bien verbos que aluden a las acciones que realizan dichos artífices (urdir, escribir, inventar), etc. También pertenecen al mismo campo semántico todos los sustantivos que hacen referencia a personajes de ficción, y que Millás escribe en plural y con minúscula, subrayando así el hecho de que los propone como ejemplos de los cientos de personajes de ficción que nos acompañan a lo largo de nuestra vida: las caperucitas rojas, las anas ozores, los fraziers… Además, esta enumeración un tanto caótica le sirve también al autor para destacar el hecho de que tan ficticio es un cuento infantil, como una novela clásica de la literatura, o como una serie de televisión. Otro campo semántico secundario es el que tiene que ver con la alimentación, el otro “producto esencial” para el hombre: pan, comida, amasan, comemos, devoramos… En ese último caso, podríamos considerar que en virtud de su sentido figurado, “devoramos” pertenece a los dos campos señalados, pues su objeto directo puede ser tanto un alimento como una historia de ficción. Asimismo, hay en el texto una serie de palabras con una connotación bastante negativa, que tienen como fin enfatizar las nefastas consecuencias que puede tener en la sociedad una huelga de guionistas: “auténtica alarma”, “falta de un producto esencial”, “pánico moral”, “disfunciones en el cuerpo social”, “desplome brusco de la ficción” o “realidad a palo seco”.
Por último, son fundamentales para la cohesión los marcadores discursivos. En este texto, podríamos distinguir los marcadores de función pragmática de los marcadores textuales. Dentro de la primera categoría, cabe destacar la presencia de una interjección cuya única finalidad es establecer la comunicación con los lectores dando por cierto o evidente la primera oración del texto de un modo bastante coloquial (No se puede vivir sin comida, claro) y de un adverbio modalizador que nos informa sobre la actitud del autor acerca de la pregunta que acaba de formular (Definitivamente, no). Dentro de la segunda categoría, podemos señalar:
-       Las conjunciones coordinantes “y” (línea 1) y “pero” (línea 6), que funcionan como nexos supraoracionales, la primera con sentido de adición, y la segunda, de adversación.
-       La conjunción subordinante “pues” (línea 19) y la locución conjuntiva “así que” (línea 24), que expresan consecuencia. De hecho, podría afirmarse que estos marcadores sirven, en cierta medida, para introducir distintas formulaciones de la tesis principal del texto: la importancia de la ficción en nuestra sociedad.



Pesquisas
La cohesión textual se concreta en la deixis interna y externa, los mecanismos de recurrencia y los conectores empleados.
Destacan los mecanismos de recurrencia léxica, mediante la repetición de la palabra clave, hambre, y mediante el uso de derivados: descubrirse-descubrimiento, saciedad-saciados...
También encontramos recurrencia semántica con el empleo de sinónimos (excepcionalidad-superioridad) y sinónimos referenciales (cerebro-órgano-cocorota; las señales –la percepción – un sentido – el impulso; nacionalismo – acusado sentido de excepcionalidad y superioridad respecto a los nacidos de otra tierra; militarismo – impulso de que se me ponga la carne de gallina ante una palabra guerrera). También aparecen hiperónimos e hipónimos (órgano-cerebro, cerebro-hipotálamo, tálamo), palabras que sintetizan lo expresado en un párrafo precedente (parece que el descubrimiento, lín. 9), palabras comodín (el caso, l. 9; cositas, l. 23; algo, l. 24).
Todos estos mecanismos dan cuenta del campo conceptual de la ciencia: noticias científicas, conocimiento, escáner, descubrimiento, embrión, hipotálamo, tálamo, lobotomía.
Hay muchos conectores en el texto; por orden de importancia, los más relevantes (porque ponen en relación periodos amplios del texto) son: pero (l. 23) y si (l. 16), ambos estructuran las ideas y son, respectivamente, de contraste u oposición (pero) y condicional (si). Otros conectores que estructuran las ideas son y (l. 2 y 12), de adición; en vez de (l. 23), de contraste. Además, aparecen conectores que introducen operaciones discursivas: en realidad (l. 1), o así (l. 2), ambos reformuladores de rectificación; todavía (l. 15), que indica valoración, lo mismo que por decirlo con franqueza (l. 20); también hay un conector de ejemplificación, por ejemplo (l. 16).



Y, si es preciso, los jueces

Las palabras claves aparecen repetidas fundamentalmente mediante procedimientos de recurrencia léxica. Encontramos abundantes repeticiones (problema y social aparecen repetidos cinco veces; sanidad, anorexia, familia, tres veces; acción, en lín. 14, 22; alarma, lín. 3, 8; belleza, 7, 18; Consejería, 5, 25; imprescindible, 20, 26; línea, 7, 8; Madrid, 5, 23) y algunas repeticiones mediante derivación (acción-actuación-actuar; educación/educativos; judicial/juez/justicia; sanidad/sanitarios/sociosanitarios) Otro mecanismo interesante es la sustitución por sinónimos referenciales: Los afectados (1), jóvenes (2), muchachas (22); anorexia (2), estúpida epidemia (4), problema (9...), autodestrucción inconsciente (28). En la misma línea actúa el refuerzo mediante hipónimos (anorexia, 2) e hiperónimos (enfermedad, 2).
Todos estos mecanismos de recurrencia dan cuenta del campo semántico que domina en el texto, el de la medicina: Profesionales sanitarios y sociosanitarios, servicios médicos (20), salud (12), ingresos (6), Consejería de Sanidad, Insalud (5), anorexia, enfermedad (2), epidemia (3), internamiento (22).
Encontramos conectores que estructuran el texto: ordenadores (El primero, 9; El segundo, 14; por último, 19), conclusivos (finalmente, 21) y continuativos (simultáneamente, 23). También son importantes los conectores que estructuran las ideas: de contraste (sino, 28); de tiempo (cuando, 26; desde, 14; desde hace tiempo, 21) y menos significativamente, los conectores de valoración que muestran la actitud del emisor: especialmente (10).



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