Los inicios del cine (1895-1927)
La historia del cine se inicia el
28 de diciembre de 1895, cuando los hermanos Louis y Auguste Lumière
realizaron la primera proyección pública de imágenes en movimiento.
El cinematógrafo, el invento de
los Lumière, tenía como antecedente el
kinetoscopio de Thomas Edison. Ellos consiguieron fabricar una cámara más
portátil y funcional a partir de aquel artefacto, que registraba imágenes en
movimiento, sin embargo no era capaz de reproducirlas. Aunque los hermanos
Lumière nunca tuvieron excesiva confianza en las posibilidades técnicas y
artísticas del nuevo invento, poco a poco estas proyecciones van atrayendo a un
número de espectadores cada vez mayor. Las
primeras películas combinaban indistintamente dos tendencias
cinematográficas que pronto se escindirían: el cine documental y el cine de ficción. Por un lado, exhibían escenas de la vida cotidiana, filmadas en exteriores: trabajadores saliendo de las
fábricas, trenes, transeúntes… y, por otro, representaciones escenificadas grabadas en interiores. Algunas de
estas cintas a las que nos referimos son las famosas Salida de la fábrica (1895)
o La
llegada del tren a la estación (1895).
Pronto el particular invento fue distribuido por todo el mundo. Diferentes inventores alemanes, norteamericanos
e ingleses copiaron y mejoraron el cinematógrafo, y puede decirse que a finales
del s. XIX un amplio número de personas en Europa y en EEUU habían visto algún
tipo de imágenes en movimiento.
Una vez comprobado su potencial
económico, el cine se convirtió pronto en un espectáculo de feria, barato
y popular, despreciado por los intelectuales, muy alejado de la categoría
de Arte bajo la que hoy se le considera. Poco a poco el cine comenzó a dejarse
de ver negativamente y ciertos intelectuales ya lo empezaban a reivindicar como
un Arte. A partir de 1910 comienzan a producirse en Europa películas de mayor
duración y más calidad. En Francia se adaptaron obras de Victor Hugo o Emile
Zola. Mientras, en Estados Unidos empiezan a fundarse los primeros estudios
cinematográficos.
En la Exposición Universal de 1900 el aparato causó una gran sensación,
lo que supone el impulso definitivo
para su expansión. En Estados Unidos se eliminó la marca Lumière del
cinematógrafo, lo que marcó la separación del cine europeo y el anglosajón.
Antes de la Primera Guerra Mundial, el cine
francés se había adueñado del mundo. Y, después, el mayor productor de cine
sería el anglosajón.
Pronto se vio que la capacidad de
conexión con el público que poseía el cine implicaba excelentes expectativas económicas. El cine nació
con una pronta vocación industrial,
que se concretó rápidamente en la creación de diferentes empresas con la
intención de rentabilizarlo: las
productoras. Esta visión del cine como un producto rentable contribuyó a la
realización de cada vez mejores películas, ya que el público demandaba mejores
historias. Todo ello animaba a las empresas a invertir en esta industria.
Paulatinamente el cine se iba desarrollando a lo largo de todo el mundo
pero no homogéneamente, de manera universal. Desde un primer momento se
detectaron aspectos y formas de lenguaje en cada país que remitían a una manera
de entender la producción distinta, que constituyeron distintas identidades
cinematográficas a lo largo del mundo.
A un lado del Atlántico se sitúa
la poderosa industria de Hollywood,
que desde un principio se conforma entorno a unas pocas sociedades que concentrarán
la producción, distribución y exhibición de las películas con el fin de
conseguir rentabilizar. Por su parte, las vanguardias
europeas (francesa, alemana y soviética, principalmente) se caracterizaron
durante los años 20 por su experimentación formal con el lenguaje cinematográfico
y reivindicando para el cine el estatus de arte. A pesar de que el cine
caminaba con paso firme en todos los países, ya durante los años 20 la producción de Estados
Unidos comienza a destacar sobre la del resto de cinematografías mundiales,
incluida la francesa.
La transición del cine al mundo sonoro (1927-1928)
El final de la década de los años 20 está marcado por la revolución que supuso la llegada del cine sonoro. La primera película que se
considera sonora es El Cantor de Jazz, de Alan Crossland. Warner Bross hizo esta película cuando
estaba casi en la ruina, en un desesperado intento de salir a flote; gracias al
éxito del filme, logró resurgir e impuso el sonido al resto de las productoras.
Aunque en un principio parecía
que la incorporación del sonido
restaba expresividad a los planos, pronto se supo aprovechar la capacidad comunicativa que aportaban
los diálogos. Los espectadores podían entender mejor las historias y muchos
intelectuales vieron la posibilidad de escribir guiones interesantes.
A efectos del cine, la
incorporación del sonido trajo cambios en la industria. Ya no bastaba con ser fotogénico,
sino que la voz tenía que cumplir unas
expectativas. Por ello, en el cine norteamericano muchos actores de origen
extranjero vieron reducidas sus posibilidades de triunfar en Hollywood por su
acento.
Los estudios se vieron obligados
a realizar grandes inversiones para
adaptarse a la nueva tecnología del
registro del sonido. Las cámaras de cine pasaron a rodar a 24 fotogramas
por segundo, lo cual implicó también la reforma de las salas de exhibición.
Asimismo, también supuso la necesidad de cambiar la estructura financiera de Hollywood: el control de la industria se
pierde definitivamente para las empresas puramente cinematográficas y se
concentra en manos de la gran banca y de
la industria electrónica.
La llegada del sonido también
potenció la importancia de los
guionistas en la industria del cine, quienes hasta entonces no habían
tenido demasiada. Así llegaron a Hollywood muchos
periodistas, escritores y dramaturgos de la Costa Este de los EE.UU. y
también de Europa, atraídos por la enorme oferta de trabajo que representaba
escribir para la industria cinematográfica.
La llegada del sonoro supuso el despegue definitivo de la industria de
Hollywood como hegemonía mundial en el ámbito de la cinematografía. A
partir de este momento se convertiría en la referencia para todos los
profesionales del cine.
Los inicios de Hollywood
En Estados Unidos desde el principio el cine se entendió como un espectáculo dirigido a un extenso sector de
la población y como una industria
que podía aportar grandes beneficios económicos. Por tanto, hacer la película
atractiva al público era fundamental. Así, interesaba que la cinta contara una historia creíble, atractiva y entretenida
para el público. Esto comenzó a interesar a las productoras, que rápidamente se
pusieron manos a la obra con sus inversiones.
En los primeros años el centro de producción de películas se instaló
en torno a Nueva York. Pero el clima
de aquella zona, lluvioso y con largos inviernos, hacía perder muchas horas de
rodaje de exteriores, por lo que los cineastas se trasladaron al otro extremo del país, a Hollywood.
La historia de la meca del cine
parte de 1903, cuando una pareja
tejana se estableció en la periferia de los
Ángeles, en un terreno plagado de acebos. De ahí vendría el nombre, que
significa “bosque de acebos”. Cuatro
meses después llegaron los primeros cineastas procedentes de Chicago y en 1906 ya estaban allí los grandes del cine.
Durante las tres primeras décadas del cine, hasta los años 30, se
comenzaron a forjar aspectos que configurarían la personalidad del cine
Hollywoodiense. El star system o el cine de géneros respondía a lo que el público
reclamaba: historias fácilmente
reconocibles, atractivas y con el magnetismo que aportaban las glamorosas
estrellas cinematográficas. En el star
system estaba uno de sus pilares
fundamentales: era necesario crear
estrellas para atraer al público a las salas. Y la creación de estrellas se
apoyaba en una importante campaña publicitaria a través de diferentes vehículos
de comunicación: revistas, club de fans, etc.
Además, en el cine norteamericano
de los años 30 se empezaron a forjar
diferentes géneros: el musical, el cine negro, el cine de
aventuras, el cine de terror, etc. Los géneros constituían entidades
perfectamente definidas por la industria y reconocidas por el público masivo.
En este sistema ideal cada película era producida según un patrón genérico
reconocible, mostraba explícitamente las estructuras básicas comúnmente
identificadas con el género.
¿Qué es un blockbuster?
Se llama blockbuster a la
producción hecha para llevar a las salas de cine de medio planeta. El blockbuster suele ser una superproducción con alguna estrella en su reparto o grandes efectos especiales. También se
aprovechará para sacar una fortuna con el merchandising, sacando todo tipo de productos
para amasar una fortuna.
El origen del concepto, quizá se sitúe
a mediados o finales de los 70 y
tuvo su época dorada en los 80. Tiburón y La guerra de las galaxias fueron los primeros ejemplos y Spielberg
se hizo de oro en la década de los 80 produciendo films como Los Gremlins,
Los Goonies,
Regreso
al futuro, El secreto de la pirámide o El chip
prodigioso y en los 90, Hombres de negro o La máscara
del zorro.
Hoy en día el concepto es aún más
claro. Megaproducciones con presupuesto muy elevado que se
anuncian, incluso, con un año de antelación y que aspiran a convertirse en franquicias.
El señor de los anillos, Harry Potter, Piratas del Caribe o Spiderman.
Varias películas, serie de TV, juguetes, etc.
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