MOMO
Michael Ende
Tenemos
hoy todo un clásico entre las lecturas de adolescentes. Llevaba tiempo
queriendo leerlo y nunca llegaba. Pero al final llegó y he de decir que no es
lo que me esperaba. Me había creado expectativas muy altas sobre esta historia
y no se han cumplido. Aunque no sabría decir bien por qué, sólo que se me ha
hecho un poco largo (siendo corto) y no me ha quedado buen “sabor de boca”.
Es
verdad es que es una historia de ficción muy interesante para la época en la
que fue escrita. Y precisamente esto debe ser lo que hoy, más de 40 años
después, hace que no me acabe de atrapar este libro.
Si
bien es cierto, es impresionante toda la historia de los hombres de gris: crear
todo ese entramado, esa historia retorcida por quienes quieren un mundo de
gente que no piense ni sienta, de personas que se limitan a hacer cosas útiles,
a trabajar, nada de divertirse… Si en 1974 su autor fue capaz de ver esto,
realmente fue un visionario. Precisamente de eso es de lo que nos quejamos
actualmente y de lo que hemos podido darnos cuenta (o más cuenta) en el tiempo
en el que hemos estado confinados.
Lo
que más me ha gustado de la historia es el personaje de Momo y su capacidad
para escuchar a las personas. Es impresionante encontrar a alguien así. Por eso
todos los personajes quieren tanto y de esa manera tan especial a esta niña, la
cual, sino todos estos sus amigos, parece apagarse. Además, es sorprendente la
capacidad de adaptación (ahora, resilencia) de esta niña: aparece una tortuga,
la quiere, la sigue, habla con ella… como si se conocieran de toda la vida; se
encuentra con el maestro Hora y lo mismo. Que tiene que seguir una tortuga, la
sigue. Que tiene que comer tres veces para poder hablar con Nino, pues come
tres veces. Que tiene que caminar descalza varios quilómetros y esperar varias
horas para poder ver a su amigo Gigi, pues lo hace… Y no es solo adaptación,
sino sacrificio, un valor que actualmente está en desuso: está dispuesta a
encerrarse con los niños con tal de no estar sola y estar con ellos; ella que
siempre ha vivido sin normas, ni adultos, ni fronteras.
Lo
mejor de todo es el final: todo acaba bien. Sí es verdad que sufres un poco por
Momo, pero merece la pena (todo esfuerzo tiene su recompensa). Además, nadie
sabe lo que realmente ha pasado, o casi nadie, y a ella no le importa, no
necesita el reconocimiento de la gente. Lo hace porque es lo correcto, porque
es bueno para todos.
Hay
otra cosa que me ha gustado: cierta similitud con Harry Potter. No conozco lo que ha leído J. K. Rowling en su vida,
obviamente, pero sí veo en los hombres de gris una semejanza con los dementores
que salen en esta saga: personas que te producen frío y te quitan la alegría de
vivir. Y luego ese niño que está solo en el mundo y es precisamente él (ella en
este caso) quien lo salva.
He
de confesar algo: al reflexionar para escribir esta reseña, me he dado cuenta
de que el libro me ha calado más hondo de lo que pensaba. Espero que os animéis
a leerlo si no lo habéis hecho ya y a contarme vuestras opiniones.
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