Hola a todos:
Estos días de confinamiento me han hecho replantearme darle una vuelta al blog y voy a incluir reseñas de los libros que me lea. Intentaré hacerlo desde el respeto (sobre todo por contar "cosas" que no debo) como desde el punto de vista de una profesora de Secundaria (es decir, si podría ser elegido como lectura en Secundaria o Bachillerato).
Empiezo con El Señor del cero, de María Isabel Molina.
No recuerdo el motivo pero
llevaba tiempo queriendo leer este libro y estos días de confinamiento me han
dado esa oportunidad. La verdad es que he disfrutado mucho de esta historia;
incluso se me ha hecho corta. Pensaba que, al tratar temas históricos, los
adolescentes de hoy no la disfrutarían igual que yo, pero siempre habrá
excepciones.
También pensaba que se podrían
hacer cosas muy chulas a nivel transversal, puesto que se puede aprender mucho
de Historia, de Religión, de Valores y de Matemáticas. Es un muy buen libro
para trabajar estas áreas de nuestro currículum y, además, podría ser libro de
lectura en Castellano.
Independientemente de esto, me ha
gustado mucho la historia que cuenta por los valores que transmiten los
protagonistas de lealtad, fidelidad, entrega, defensa de la Verdad… Una
historia aparentemente sencilla al principio, cuando José es un estudiante de
cálculo, se torna una historia de envidia y traición, lo cual le obliga a huir
de su Córdoba natal para salvar su vida. Huye, gracias a su obispo, al
monasterio de Santa María de Ripoll, donde, después de unos meses más o menos
tranquilos, José está a punto de tomar los votos pero algo sucede que le hará
cambiar otra vez de vida… Y se verá obligado a huir de nuevo en otra dirección.
Pero todo sucede siempre desde la lealtad, la Verdad, el Amor. El final, aunque
posiblemente predecible, para mí es perfecto: me gustan los finales felices y
tradicionales. Aún así, en la época en la que sucede todo (siglo IV d.C.),
pocas soluciones felices más se podrían dar.
En cuanto a su forma de contar,
la autora lo hace de una manera muy amena a pesar de los muchos datos que nos
da en cuanto a los cálculos, la historia, etc. Ha encontrado una forma de
enseñarnos que hace que no se note que lo estamos haciendo. Y, aunque amena, no
quiere decir sencilla, puesto que su registro lingüístico es bastante culto
teniendo en cuenta a los lectores principales a los que va dirigido: un adolescente
no tendría problemas de vocabulario y, si los tuviera, la edición adjunta un
glosario al final, según mi opinión, más para cuestiones históricas, matemáticas
y religiosas que de significado de palabras.
En conclusión, una historia muy
amena, entretenida y enriquecedora a muchos niveles.
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