GRITO POR VER LA LUZ
Engelbert Gressi
Bueno, antes de reseñar esta nueva lectura que he devorado
con mucho gusto, os quería contar la historia de cómo llegó a mis manos. Todos
sabemos que el 23 de abril, día de San Jorge, se celebra el día del libro por
coincidir (en teoría) los fallecimientos de dos grandes autores de la historia
de la Literatura: William Shakespeare y Miguel de Cervantes. En teoría también,
ese día se regalan libros. Pues el año pasado mi amiga bibliotecaria me lo
regaló y sabía bien qué me regalaba y por qué…
Este libro cuenta dos historias muy diferentes pero que están
más unidas de lo que pueda parecer en un primer momento. Por un lado, la
historia de una rica familia europea que tiene tres coches de lujo, una cuadra
con varios caballos de pura raza, una pista de squash, piscina… en su mansión,
van al club de golf, se regalan diamantes… Y, por otro lado, la historia de un
niño con problemas en la vista que vive en pequeño poblado de África cuyo
objetivo es conseguir comida para su familia (su padre perdió una pierna y
medio brazo por las guerrillas) y que no quiere ser un niño soldado. Estas historias
van avanzando y, poco a poco, vamos conociendo cómo están relacionadas. Por no
desvelar el secreto del libro, simplemente plantearé algunas preguntas: ¿de
dónde sale todo el dinero de esa familia europea? ¿Acabará siendo niño soldado
nuestro amigo africano? ¿Le seguirá yendo tan bien a la familia europea?
¿Guardarán más secretos? ¿Cambiará la suerte del niño africano?
El argumento es muy ágil, a pesar de que de vez en cuando el
autor nos da mucha información sobre la situación en África de países sometidos
al yugo de dictadores, donde las guerrillas tratan de quitarle dicho poder y en
los que el ejército del dictador no es tan bueno como quiere aparentar, países
en los que utilizan a los niños como cebo para que las minas antipersonas no
maten a sus soldados, lugares en los que el hambre domina todo, donde hay refugiados
que ninguna organización humanitaria puede atender porque sus camiones estallan
al acercarse debido a las bombas antipersonas… Se nota que estos problemas le
tocan el corazón y no los puede callar. De hecho, Engelbert Gressi dona parte
de los beneficios de sus ventas a algunas organizaciones y ONG.
Como decía, el argumento es ágil, dinámico y muy
entretenido. Va alternando por capítulos la historia de la familia europea con
la del niño africano, aunque, de vez en cuando, estas se entrecruzan y en una aparece
alguna referencia a la otra. Sin ser una historia basada en hechos reales, bien
podría ser cierta y no solo por los hechos que cuentan sino por la
verosimilitud de los mismos.
Me gustan estas historias (por eso mi amiga me regaló este
libro y no otro…) aunque me hagan sufrir. Sin pecar de falta de modestia, me
gusta colaborar con causas humanitarias, pero, cuando leo historias como estas,
me entran ganas de querer hacer algo más… o mejor. Ahora también deseo que cada
persona que lea este libro sienta algo parecido. Entre todos podemos hacer un
mundo mejor. Y ahora, en este tiempo duro de confinamiento, podemos darnos
cuenta de todo esto con mayor facilidad.
Bien, disfrutemos de la lectura y de la suerte que tenemos
de vivir en una posición cómoda.
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