CUENTO DE TERROR
Definición
El cuento de terror es toda
aquella composición literaria breve, generalmente de corte fantástico, cuyo
principal objetivo parece ser provocar el escalofrío, la inquietud o el
desasosiego en el lector, definición que no excluye en el autor otras
pretensiones artísticas y literarias.
El cuento tradicional
«El cuento de horror es tan
antiguo como el pensamiento y el habla humanos», manifestó H. P. Lovecraft.
Este tipo de historias o leyendas
se alimenta primordialmente de los diversos miedos naturales del hombre: la
muerte, las enfermedades y epidemias, crímenes y desgracias de todo tipo,
catástrofes naturales... Relatado por los viejos del lugar al amor del fuego en
noches propicias, el cuento de miedo es elemento típico del folklore de los
pueblos, y ha sido una de las primeras formas culturales de la humanidad, tan
antigua, sin duda, como la épica, la magia y la religión, de las cuales
igualmente se nutría.
Técnica
1. Un
cuidado muy especial en el diseño del clima, la atmósfera que rodea los
siniestros acontecimientos.
2. Trabajar
con gran detalle el desarrollo narrativo, la gradación de efectos, es decir, la
estructura secuencial de la historia, de manera que contribuya en todo lo
posible a la suspensión de la incredulidad del lector, a la verosimilitud; lo
que se pretende suscitar en el lector es el miedo, y está de sobra demostrado
que a tal efecto prima una mecánica lenta y gradual.
3. Conviene
obviar toda otra consideración, moralista o sensible, a la hora de abordar su
ejecución o su lectura.
4. La
sorpresa, que, además de argumental, puede ser verbal (por la terminología
utilizada), e incluso de puntuación.
Grandes autores y obras
·
Hoffmann (1776-1822): “El magnetizador”, “El
hombre de arena” o “Los autómatas”.
·
Théophile Gautier: “La muerta enamorada”
·
Walter Scott: “La habitación tapizada”
·
Víctor Hugo: “Hans de Islandia”
·
Washington Irving: “La leyenda de Sleepy Hollow”
·
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870): “El monte de
las Ánimas”, “El miserere”, “Maese Pérez el organista”.
...refirió cosas horribles. Entre otras,
asegura que vio a los esqueletos de los antiguos templarios y de los nobles de
Soria enterrados en el atrio de la capilla levantarse al punto de la oración
con un estrépito horrible, y, caballeros sobre osamentas de corceles, perseguir
como a una fiera a una mujer hermosa, pálida y desmelenada, que con los pies
desnudos y sangrientos, y arrojando gritos de horror, daba vueltas alrededor de
la tumba de Alonso.
“El Monte de las
Ánimas”, de Gustavo A. Bécquer
·
Edgar Allan Poe (1809-1849): “El gato negro”,
“La caída de la Casa Usher”, “El barril de amontillado”, “El corazón delator”
Durante todo un día de otoño, triste,
oscuro, silencioso, cuando las nubes se cernían bajas y pesadas en el cielo,
crucé solo, a caballo, una región singularmente lúgubre del país; y, al fin, al
acercarse las sombras de la noche, me encontré a la vista de la melancólica
Casa Usher. No sé cómo fue, pero a la primera mirada que eché al edificio
invadió mi espíritu un sentimiento de insoportable tristeza.
“La caída de la Casa
Usher”, de Edgar A. Poe
·
Charles Dickens: “La casa encantada” o “El
guardavías”.
·
Robert Louis Stevenson: “Markheim”
·
Rudyard Kipling: “El rickshaw fantasma”
·
Arthur Conan Doyle: “El parásito”
·
H. G. Wells: “El difunto míster Elvesham”
·
Henry James: “Los amigos de los amigos”
·
Bram Stoker:“El entierro de las ratas”.
Lo que había oído cuando Chartie gritó —me
refiero al otro grito, aún más trágico— ¿era el grito de desesperación de la
desdichada mujer al recibir el golpe, o el sollozo articulado (fue como una
ráfaga de una gran tormenta) del espíritu exorcizado y apaciguado? Posiblemente
esto último, porque aquélla fue, misericordiosamente, la última de las
apariciones de Sir Edmund Orme.
“Sir Edmund Orme”, de Henry James
·
H. P. Lovecraft (1890-1937): “El horror de
Dunwich”, “La sombra sobre Innsmouth”, “En la noche de los tiempos”, “El
clérigo malvado”.
·
Stephen King: “El brazo”, “El coco”, “Soy la
puerta”, “Materia gris”, “En el submundo del terror”.
El motivo era evidente, pero al principio la
mente de Randy se negó a aceptarlo... Era demasiado imposible, demasiado
demencialmente grotesco. Mientras miraba, algo tiraba del pie de Deke en el
espacio entre dos de las tablas que formaban la superficie de la balsa
acuática. Entonces vio el brillo opaco de la cosa negra, más allá del talón y
los dedos del pie derecho sutilmente deformado de Deke; un brillo opaco en el
que se movían giratorios y malévolos colores.
“La balsa”, de Stephen
King
·
Julio Cortázar: “Casa tomada”, “Todos los fuegos
el fuego”, “La noche boca arriba”...
Oyó gritar, un
grito ronco que rebotaba en las paredes. Otro grito, acabando en un quejido.
Era él que gritaba en las tinieblas, gritaba porque estaba vivo, todo su cuerpo
se defendía con el grito de lo que iba a venir, del final inevitable. Pensó en
sus compañeros que llenarían otras mazmorras, y en los que ascendían ya los
peldaños del sacrificio.
“La noche boca arriba”, de Julio Cortázar
·
Juan Rulfo: “Luvina” o “Talpa”.
En España
Aparte del ya mencionado Bécquer…
·
Emilia Pardo Bazán: “La resucitada”
·
Pedro Antonio de Alarcón: “La mujer alta”
·
Wenceslao Fernández Flórez: “El claro en el
bosque”
·
Pío Baroja: “Médium”
·
Miguel de Unamuno: “El que se enterró”
·
Leopoldo María Panero: “El lugar del hijo”
·
Javier Marías: “No más amores”
·
Luis Mateo Díez: “Los males menores”
·
José María Latorre: “La noche de Cagliostro”
·
Jordi Sierra i Fabra: La mansión de las mil puertas, Cambio de cerebro, ¡Máquinas!, Tres
historias de terror.
Hitos del género
Tomando como referencia los
títulos que se acaban de citar, podría aventurarse una lista selecta de cuentos
de terror, en orden a la especial atención que han recibido tradicionalmente
por parte de antologistas y críticos:
Ø
“El gato negro”, “La caída de la casa Usher”,
“El barril de amontillado”, “El corazón delator”, de Edgar Allan Poe.
Ø
“El horror de Dunwich”, “La sombra sobre
Innsmouth”, de Lovecraft.
Ø
“El Horla”, de Maupassant. “Un terror sagrado”,
“La ventana tapiada”, de Ambrose Bierce.
Ø
“El rincón alegre”, de Henry James.
Ø
“El enemigo”, de Chejov.
Ø
“Té verde”, de Sheridan Le Fanu.
Ø
“El armario”, de Thomas Mann.
Ø
“La pata de mono”, de W. W. Jacobs.
Ø
“Silba y acudiré”, de M. R. James.
Ø
“El guardavías”, de Dickens.
Ø
“Las ratas del cementerio”, de Henry Kuttner.
Ø
“Una rosa para Emily”, de Faulkner.
Ø
“Luvina”, de Juan Rulfo.
Ø
“El médico rural”, de Kafka.
Ø
“Las hermanas”, de Joyce.
Ø
“El fumador de pipa”, de Martin Armstrong.
Ø
“El burlado”, de Jack London.
Ø
“Vinum Sabbati” ( o “El polvo blanco”), “El gran
dios Pan”, de Arthur Machen.
Ø
“Janet, la del cuello torcido”, de Stevenson.
Ø
“El Wendigo”, de Algernon Blackwood.
Ø
“La casa del juez”, de Bram Stoker.
Ø
“Casa tomada”, de Julio Cortázar.
Ø
“La balsa”, de Stephen King.
EL MONTE DE LAS ÁNIMAS
CORAZÓN DELATOR
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