Tías y pelotas
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No tengo ni
idea de fútbol, quede dicho desde el principio para que las hordas de
eruditos de la cosa no me lapiden por tamaña intrusión en tan sagrada
materia. Poseo, sin embargo, una pituitaria infalible para oler el machismo a
la legua aunque se disfrace de galantería fina. No tiene mérito, son muchas
décadas oyendo prepotencias disfrazadas de presuntos piropos y haciendo como
que no me entero de nada por no liarla, por no parecer que voy de estrecha,
porque uf qué pereza me da todo.
Pues bien,
expuestas mis credenciales, opino que lo de la selección femenina de fútbol
apesta a sexismo del más rancio. Del que ya no se ve por el mapa salvo en
ciertos despachos, ciertas alcobas y ciertos semáforos. De ese que vas con el
coche, te pita el de atrás porque te has parado en ámbar y encima te brama
mujer tenías que ser y qué haces conduciendo cuando tenías que estar
fregando.
Resulta que
las jugadoras, tan buenas en lo suyo como el mejor de sus colegas varones,
llevan 27 años aguantando que el seleccionador de la cosa, Ignacio Quereda,
las trate como a niñas respondonas a las que en vez de jugar a cocinitas como
está mandado les ha dado por darle patadas a una pelota. Hasta que la última
quinta ha osado plantarle cara. Le exigen, oh escandalazo, que las respete,
que les exija y que les dé más caña, pero de la deportiva, no de la otra.
“Chavalitas”, dicen que las llama el preboste[1],
qué simpático.
Chavalas, sí,
educadas en presunta igualdad, qué se han creído, ilusas, que tienen el mismo
derecho que los chavalotes. Por cierto, Quereda, lo de chavalita, bonita,
reina, princesa, guapa, podemos decirlo nosotras y nuestros amigos.
Discriminación positiva, de acuerdo. Después de milenios de patriarcado,
merecemos esa mínima revancha. Y ahora, venga, ya pueden emplumarme. Ellos
por feminazi y ellas por micromachista. No vine aquí para hacer amigos. Ni
amigas. Nunca llegaré a nada.
Luz
Sánchez-Mellado, El País, 25 de
junio de 2015
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I.
Comentario
crítico del texto (0-4 puntos)
I.1.
Establecimiento del tema del texto, breve resumen de su contenido y descripción
y explicación de su esquema organizativo –partes temáticas constitutivas del
texto y articulación de estas- (3 puntos).
I.2.
Explicación y valoración de las ideas expuestas a partir de la cultura del
alumno y de su conocimiento del mundo (1 punto).
OPCIÓN A
II.
Cuestiones (0-2
puntos cada una).
II.1.
Analice sintácticamente la siguiente oración: “Resulta que las jugadoras, tan buenas en lo suyo como el mejor de sus
colegas varones, llevan 27 años aguantando que el seleccionador las trate como
a niñas respondonas” (líneas 10-12).
II.2.
Comente la modalización del texto.
II.3.
Evolución de la obra de Valle-Inclán. Justifique su inclusión de Luces de bohemia en la etapa que
corresponda.
OPCIÓN B
I.
Cuestiones (0-2
puntos cada una).
II.1. Analice la estructura interna de las siguientes palabras,
descomponiéndolas en sus formantes morfológicos básicos e indicando
expresamente el tipo de morfemas que se advierten en cada caso: “sexismo” (línea 7), “discriminación” (línea 18) e “llegaré” (línea 21). A continuación,
señale la categoría léxica a las que pertenecen (sustantivo, adverbio, etc.) y
la clase en la que se incluyen según su estructura (simple, derivada, etc.).
Por último, explique el significado de “galantería”
(línea 3) y “quinta” (línea 13) en
el contexto en que aparecen.
II.2. Comente los aspectos más relevantes de la cohesión gramatical
del texto.
II.3. Rasgos
temáticos y formales de la nueva narrativa hispanoamericana y su reflejo en La casa de los espíritus.
[1] Persona
que es cabeza de una comunidad, y la preside o gobierna.
RESPUESTAS
“TÍAS Y PELOTAS”
Vamos a
comentar el artículo “Tías y pelotas”, escrito por Luz Sánchez-Mellado y
publicado en El País el 25 de junio de 2015.
En primer
lugar, diremos que tiene como tema la crítica al seleccionador de fútbol
femenino, en concreto, y al machismo, en general.
Resumidamente,
diremos que el texto primero expone el punto de vista de su autora acerca del
fútbol y del machismo y después da su opinión sobre lo que ha pasado con el
seleccionador de fútbol femenino. De paso, reivindica los derechos de la mujer.
Pasamos a
continuación a hablar de su estructura. En cuanto a la estructura externa, este
texto se compone de un titular (“Tías y pelotas”) y de un cuerpo argumentativo
de veintiuna líneas divididas en cuatro párrafos de parecida extensión.
Internamente,
y según su contenido, podemos dividir el texto en tres partes: una introducción
(líneas 1-9, es decir, los dos primeros párrafos), donde expone sus
“credenciales” sobre el fútbol y el machismo; un desarrollo (líneas 10-18,
hasta “acuerdo”), donde se centra en lo ocurrido con la selección femenina de
fútbol a causa de su entrenador; y una conclusión (líneas 18-21), donde
reivindica los derechos de la mujer por los que se lleva mucho tiempo
exigiendo.
Es al
terminar del leer el texto cuando deducimos la tesis, que sería una defensa de
la igualdad entre mujeres y hombres y, a la vez, una crítica al seleccionador
de fútbol femenino. Al no estar presente en el texto, se trata de una tesis
implícita. Y, por no encontrarse hasta terminada la lectura del texto, su
estructura es sintetizante.
Esta tesis
se apoya en diferentes argumentos: por un lado, argumentos de ejemplificación,
como el caso del semáforo y el coche (8-9) y el de la selección femenina de
fútbol (párrafo tercero). Por otro lado, encontramos también argumentos de
experiencia personal, que sería lo que dice sobre ella al principio (primer
párrafo) y lo de pararse en el semáforo en ámbar al conducir (8-9). Asimismo,
podríamos señalar como argumento de amplia aceptación lo siguiente: “Después de
milenios de patriarcado” (18-19).
Para
terminar de analizar la coherencia, comentaremos la progresión temática del
texto. Esta es de tema constante. Su tema es el machismo en el fútbol y sus
remas son: 1, su opinión sobre el fútbol y el machismo; 2, los ejemplos de
machismo de la sociedad; 3, lo que ha pasado con las jugadoras de la selección
femenina de fútbol; 4, la reivindicación de los derechos de la mujer.
Procedemos
ahora a comentar la modalización del texto, esto es, el grado de subjetividad del
mismo. Para ello, nos fijaremos en los tres tipos de modalización: la
valorativa, la epistémica y la deóntica.
En cuanto a
la modalización valorativa, empezaremos comentando el léxico subjetivo.
Encontramos sustantivos como “hordas” (1), “galantería” (3), “escandalazo”
(13), “chavalas” (16); verbos como “lapiden” (2), “liarla” (5) o “apesta” (6);
adjetivos como “tamaña” (2), “estrecha” (5), “ilusas” (16), etc.
En relación
con el vocabulario, señalaremos los usos de morfemas apreciativos como los
diminutivos “cocinitas” (12) y “chavalitas” (14), y los aumentativos
“escandalazo” (13) y “chavalotes” (17).
En lo
relativo al registro, diremos que, por ser un texto de ámbito periodístico, el
registro utilizado es el estándar, pero, en este caso, combinado con el culto y
el coloquial. Vemos marcas cultas en palabras como “hordas” (1), “eruditos”
(1), “tamaña intrusión” (2), “pituitaria” (2), “infalible” (3), “galantería”
(3), “alcobas” (7), “ha osado” (13), “preboste” (15) o “patriarcado” (19). También lo vemos en el
uso de oraciones subordinadas: finales (“para que”, 1; “para”, 20), concesivas
(“aunque”, 3), causales (“porque”, 5, 8), sustantivas (“que”, 6, 10, 13, 14,
15, 16), temporales (“cuando”, 9; “hasta que”, 13), comparativas (“tan...
como”, 10), adjetivas (“que”, 7, 8, 12, 17) y modales (“como”, 11, 12).
Del registro
coloquial podemos destacar, sobre todo, vocabulario: expresiones como “como que
no me entero de nada por no liarla” (4-5), “uf qué pereza me da todo” (5; este
ejemplo, además, lo es también de una cita mal expresada, ya que faltan las
exclamaciones y alguna coma), “mujer tenías que ser” y “qué haces conduciendo
cuando tenías que estar fregando” (9; ejemplo también como el anterior; al
igual que “oh escandalazo” en la línea 13, y “qué se han creído” en la 16), “como está mandado” (12), “les ha dado” (12);
y palabras como la proforma “cosa” (2, con tono irónico y algo de mala
intención), “dé más caña” (14), “colegas” (10), “chavalitas” (14 y 17),
“emplumarme” (19), etc. En cuanto a la sintaxis coloquial, vemos ejemplos sobre
todo al final del texto donde las oraciones predominantes son simples (líneas
19-21).
En relación
con el vocabulario, podemos señalar algunos ejemplos de neologismos: “feminazi”
(20) y “micromachista” (20).
También
dentro de la modalización valorativa hablaremos de las marcas del emisor, es
decir, de la deixis de persona. Así encontramos verbos en 1ª persona como
“tengo” (1), “poseo” (2), “entero” (5), “voy” (5), “opino” (6), “vine” (20) y
“llegaré” (21); y pronombres personales como “me” (2, 4, 5 y 19). También vemos
casos de deixis referida al receptor, pero son casos de 2ª persona que incluye
a la 1ª, es decir, es como un “nosotros”: “vas” (8), “te” (8, 9), “te has
parado” (8), etc.
Por último
en este tipo de modalización, hablaremos de las figuras literarias. La que más
destaca es la ironía: “eruditos de la cosa” (1-2), “oh escandalazo” en la línea
13, “como está mandado” (12), “les ha dado por darle patadas a una pelota”
(12), “qué simpático” (15). En la mayoría de estos ejemplos, y en otros ya
comentados, destaca la ausencia de signos de puntuación como las exclamaciones,
las comillas o, incluso, las comas; lo cual también es significativo a nivel
modalizador.
Otras
figuras que podemos ver son la personificación: “el machismo... disfrace de
galantería” (3); y la metáfora: “reina, princesa” (17).
Pasamos
ahora a hablar de la modalización epistémica. Aquí podemos afirmar que el grado
de certeza es total: no hay ninguna marca que exprese duda, al contrario, todas
las oraciones son enunciativas y cargadas de fuerza y de razón. De todas ellas,
podemos destacar: “Nunca llegaré a nada” (20-21). A esta seguridad también
ayuda el uso predominante de verbos en presente: “tengo” (1), “poseo” (2),
“opino” (6), “se ve” (7), “vas” (8), “llevan” (10), “está” (12)... y así hasta
el final.
Por último,
en cuanto a la modalización deóntica, diremos que encontramos dos casos en los
que el emisor sugiere al receptor que haga algo: “merecemos esa mínima
revancha” (19) y “ya pueden emplumarme” (19). De todas formas, con las
denuncias que ha hecho sobre el machismo en general, ya da qué pensar al
receptor sobre su forma de actuar, fruto de su ironía y de la extrema seguridad
en sus palabras.
Por todo
ello, podemos afirmar que el texto está muy modalizado, es decir, que el grado
de subjetividad es altísimo.
Comentaremos
ahora la cohesión, en este caso, la gramatical. Definimos cohesión como la
propiedad textual por medio de la cual se unen todos los elementos mediante
relaciones léxico-semánticas, gramaticales y lógicas. Aquí, como ya hemos
dicho, nos centraremos en la parte gramatical.
Empezaremos analizando
la deixis. En primer lugar, nos fijaremos en al deixis de tiempo, donde, además
de los tiempos verbales que analizaremos más adelante, encontramos expresiones
del tipo: “27 años” (10-11), “después de milenios” (18-19) y el adverbio “nunca”
(20). En segundo lugar, encontramos como deixis de lugar “aquí” (20). Y, en
tercer lugar, vemos una gran cantidad de deixis de persona, tanto del emisor,
como del receptor, como de ambos como de la 3ª persona. Ejemplos de deixis del
emisor son los verbos “tengo” (1), “poseo” (2), “voy” (5), “opino” (6), “vine”
(20), “llegaré” (21); el pronombre personal “me” (2, 4, 5, 19), y el
determinante posesivo “mis” (6). De receptor serían: los verbos en 2ª persona
del singular “vas” (8), “has parado” (8), y los pronombres personales “te” (8,
9). La deixis del emisor junto con el receptor la vemos a través de la 1ª
persona del plural, aunque los ejemplos anteriores tendrían este uso también;
tenemos los verbos “podemos” (18) y “merecemos” (19); el pronombre personal “nosotras”
(18) y el determinante posesivo “nuestros” (18). Y las deixis de la 3ª persona
la muestran los pronombres personales “ellos” y “ellas”, ambos en la línea 20,
para referirse a los hombres y a las mujeres que lean su artículo.
A continuación,
comentaremos el uso de proformas. En este texto destaca la palabra “cosa”
(líneas 2 y 11): en ambos casos tiene el significado de “fútbol”, puede ser que
sea con intención irónica.
Pasamos a examinar
la foricidad. En lo relativo a las anáforas, encontramos el relativo “que” para
referirse al “sexismo” tanto en la línea 7 como en la 8; el determinante “sus”
(10) refiriéndose a “las jugadoras”; los pronombres personales “las” (en las
líneas 11 y 15 para “las jugadoras”), “les” (12, también para las jugadoras), “le”
(13 refiriéndose a Ignacio Quereda), “les” (en la línea 14 aparece dos veces
para hablar de las jugadoras) y “lo” (en la 18 para referirse a “chavalita,
bonita, reina, princesa, guapa”). También el pronombre indefinido “otra”, para
mencionar la “caña” de la misma línea (14).
Asimismo vemos
algunas catáforas reseñables: el sintagma “lo de la selección femenina de
fútbol” (6) sería catáfora del párrafo tercero donde cuenta que eso de “lo de
la…”. Y el “le” de “darle” (12) se refiere a “a una pelota” (13).
En cuanto a
las elipsis, las encontramos tanto de sujeto como de predicado (del verbo solo
o con complementos): de sujeto tenemos “(yo) no tengo” (1), “(yo) poseo” (2), “(el
machismo) se disfrace” (3), “(yo) no me entero” (4-5), “(yo) voy” (5), “(tú) te
has parado” (8), “(él) te brama” (9), “(tú) tenías” (9), “(Ignacio Quereda) las
trate” (11), “(Ignacio Quereda) les ha dado” (12), “(Ignacio Quereda) les exija”
(14), “(Ignacio Quereda) les dé más caña” (14), “(las jugadoras) le exigen”
(13), “(las jugadoras) dicen” (14), “(las jugadoras) se han creído” (16), y un
larguísimo etcétera.
Vemos elipsis
de predicado en “(es) discriminación positiva” (18) y verbo y complementos en “Ni
(para hacer) amigas” (20).
Sobre los
tiempos verbales, diremos que domina el presente, puesto que se habla en el
texto de un hecho actual: “tengo” (1), “lapiden” (2), “voy” (5), “resulta”
(10), “está” (12), “llama” (15), “tienen” (16), “podemos” (18), etc. Aunque también
encontramos ejemplos del pretérito perfecto compuesto, ya que se trata de un
tiempo pasado muy cercano al presente: “has parado” (8), “ha dado” (12), “ha
osado” (13), “han creído” (16). Y el uso de un futuro como cierre del texto: “llegaré”
(21).
Para terminar,
nos centraremos en los conectores del texto. Encontramos de contraste como “sin
embargo” (2); de reformulación: “Pues bien” (6); de adición: “por cierto” (17)
y de opinión: “de acuerdo” (18).
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