El "centrismo" y el totalitarismo invertido
Miguel Ángel Cerdán
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Sheldon S.
Wolin, creador del concepto de "Totalitarismo Invertido", definía
el mismo como la combinación de un cuerpo legislador débil, un aparato legal
que es a la vez complaciente y represivo, un sistema de partidos en que cada
uno de ellos, en el poder o en la oposición, se dedica a mantener el sistema
existente para favorecer a una clase dominante integrada por los ricos y
poderosos.
Mientras,
en ese "Totalitarismo Invertido", se deja a los ciudadanos más
pobres en la indefensión y se mantiene a las clases medias oscilando entre el
miedo al paro y las expectativas, y se completa el esquema con unos medios de
comunicación serviles y una máquina de propaganda desarrollada por
instituciones conservadoras generosamente subvencionadas. En ese
"Totalitarismo Invertido" se promueve, como acertadamente
señala el profesor Laborda, la despolitización envolviendo a la sociedad
en una atmósfera de temor colectivo y de impotencia individual. ¿Verdad
que nos suena? ¿Verdad que nos recuerda lo que ha sucedido en España? ¿Y qué
mejor medio de "despolitizar" en última instancia que señalar el
"centro" como objetivo cuando falla la alternancia, cuando el
típico juego bipartidista acaba en el fracaso más estrepitoso y ya no sirve a
los poderosos?
En este
sentido, tal vez convenga que tengamos presente cómo Robert Fisk (…) señalaba
así mismo que los partidos políticos entregaban el poder que han recibido de
los votantes "a los bancos, los traficantes de derivados y las agencias
de evaluación", y "las elecciones han acabado siendo tan falsas
como las que los árabes se veían obligados a repetir, década tras década,
para ungir a los propietarios de la riqueza nacional". (…) Y es que,
como señala Hudson, profesor de la Universidad de Missouri, la política de
austeridad no es más que la acción de una nueva era de desigualdad "a
medida de una oligarquía financiera que reemplaza a los gobiernos
democráticos y somete a las poblaciones a una nueva servidumbre, ésta por
deudas". Más claro, el agua. (…)
En
definitiva, estamos ante un nuevo totalitarismo. Es por ello por lo que
resulta casi un sarcasmo macabro que los poderosos que gobiernan ese
totalitarismo nos quieran con miedo por un lado y por otro nos ofrezcan la
solución del "centrismo", solución que han creado los que han
provocado el problema . ¿Miedo al totalitarismo? ¿De verdad nos desprecian
tanto? Más bien, deberíamos sentir miedo al "centrismo" patrocinado
por las élites, patrocinado por el IBEX.
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Eldiario.es, 3 de noviembre de 2015
Nos encontramos ante el artículo
“El ‘centrismo’ y el totalitarismo invertido, publicado por Miguel Ángel Cerdán
en el periódico en línea Eldiario.es,
el 3 de noviembre de 2015.
El tema que aborda es una crítica
al sistema político actual por su despolitización.
Resumidamente, el texto nos
cuenta qué es el “Totalitarismo invertido” y cómo este se corresponde con la
situación política actual. A continuación, critica cómo este se ha ido
despolitizando por los intereses económicos y la falta de alternativas. Por
último, concluye diciendo que la alternativa ofrecida es lo mismo pero con otro
nombre.
Externamente, el artículo está
formado por un titular, “El ‘centrismo’ y el totalitarismo invertido”, y un
cuerpo argumentativo de treinta y una líneas divididas en cuatro párrafos de
distinta extensión.
Pasando a la estructura interna,
el texto está formado por una introducción, un desarrollo y una conclusión. La
introducción ocupa el primer párrafo, de la línea 1 a la 5. En ella se nos
introduce el término de “Totalitarismo invertido”. A continuación, el
desarrollo abarca los dos párrafos siguientes, de la línea 6 a la 25. En el
segundo párrafo del texto se profundiza un poco más en el término expuesto en
la introducción y lo aplica a España, criticándolo a él y al centrismo, la
alternativa que ofrecen. En el tercer párrafo se encarga de seguir criticándolo
por su despolitización debida a la falsedad a la hora de elegir al gobernante y
por sus intereses personales. Por último, en la conclusión, cierra reafirmando
que nos encontramos ante un totalitarismo y la alternativa ofrecida que son lo
mismo. Ocupa el último párrafo, de la línea 26 a la 31.
En cuanto a la tesis, podemos
decir que se encuentra explícitamente en el último párrafo: “En definitiva,
estamos ante un nuevo totalitarismo” y “Más bien, deberíamos sentir miedo del
“centrismo” patrocinado por las élites”, que podríamos juntar en una sola: nos
encontramos en un totalitarismo, pero la alternativa al centrismo es igual o
peor. Dado que aparece al final del texto, la estructura es sintetizante.
Para defender esta tesis, se
apoya principalmente en argumentos de autoridad y citas, por ejemplo en la
línea 1, de Sheldom S. Wolin y su definición de “Totalitarismo invertido”, el
de Laborda en las líneas 10-12 (“En ese ‘Totalitarismo invertido’ se promueve
la despolitización envolviendo a la sociedad en una atmósfera de temor
colectivo y de impotencia individual”) o el de Robert Fisk en la línea 17 y el
de Hudson en la 22. Además, aparecen argumentos de contraste al aparecer la
pobreza y los ricos, el miedo y las expectativas, y la democracia y el
bipartidismo. Por último, aparecen argumentos de ejemplificación al poner a
España como ejemplo del “Totalitarismo invertido” y de verdad evidente: “Más
claro, el agua” (línea 25).
Finalizando, la progresión
temática que presenta el texto es de tema constante, ya que el tema es en todo
el artículo el “Totalitarismo invertido” y sus remas son cómo es, dónde lo
podemos ver, qué se le critica, etc.
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