ADECUACIÓN DEL TEXTO "LA GENERACIÓN PERDIDA NO MOLA"
Comenzamos a comentar la
adecuación definiéndola como la propiedad que todo texto posee por medio de la
cual el emisor tiene en cuenta el contexto, el receptor, el código y el canal,
es decir, a todos los elementos de la comunicación. Y, por ello, los tiene en
cuenta y toma una serie de decisiones que se adapten a todos ellos.
En primer lugar, diremos que el
ámbito de uso de este texto titulado “La generación perdida no mola” es el
ámbito periodístico (aparece publicado en el periódico digital Eldiario.es); concretamente, se trata de
un artículo de opinión. Según su tipología textual, es un texto
expositivo-argumentativo. En este caso, la parte argumentativa es dominante
respecto a la expositiva. La parte explicativa la encontramos en toda la
información que da el autor, Isaac Rosa, respecto a la generación perdida. Y la
parte dominante se ve en todos los argumentos que aporta respecto a su opinión
sobre dicha generación (no le gusta y no nos debe gustar a nadie).
En segundo lugar, y en relación
con lo dicho antes, diremos que las funciones del lenguaje que predominan en el
texto son tanto la expresiva (“La generación perdida no mola”, titular, por
ejemplo) como la apelativa, especialmente en las interrogaciones del quinto
párrafo. También lo vemos cuando dice “oigan” (8) o “así es, amigos”
(26).
Dicho esto, vamos a analizar el
registro utilizado por el autor. Se trata de un registro estándar con desviaciones
coloquiales, vulgares y cultas. Ejemplos de coloquialismos serían las
expresiones “y si encima” (5), “te entran ganas de” (6), “pues no” (8), el
adjetivo “chulo” (8), el verbo “mola” (8), “vivir a salto de mata” (23), “es
todo cuesta abajo” (24) o “está en juego” (27). También vemos un vulgarismo: “jodidos”
(17) y varios cultismos: “estética del perdedor” (3), “precaria” (20) o “magnitud”
(26). Asimismo llaman la atención algunos anglicismos como “storytelling” (1), “cool”
(3) o “punk” (6), o el neologismo “gamonalear” (27), surgido de las protestas en
el barrio burgalés de Gamonal.
A continuación, analizaremos la
modalización del texto, definida como el grado de subjetividad que hay en él.
Empezaremos con la modalización valorativa, donde encontramos sustantivos
valorativos como “basurero del siglo” (16) o “crudeza” (19), adjetivos como “los
no tan jóvenes” (13), el positivo “precaria” (19) o el superlativo “muy triste”
(24), o verbos como “extrañe” (14). También encontramos metáforas como “basurero
del siglo” (16), la comparación de la línea 12 (“como en una posguerra”) o las
interrogaciones retóricas de las líneas 15-16 o 20-22. También podemos comentar
el cambio de registro que, como ya hemos visto, pasa del estándar al coloquial,
al culto y algo al vulgar, aunque sea en pequeñas dosis.
Seguimos con la modalización
epistémica, donde encontramos un grado de certeza alto, ya que predomina la
modalidad oracional enunciativa y los verbos en presente.
Y, en cuanto a la modalización
deóntica, vemos un par de ejemplos en los que vemos cómo el autor aconseja al
receptor: “oigan” (8), “olvidad” (8) y “ya podéis asumirlo” (26).
Por todo ello, podemos afirmar
que el grado de modalización es muy alto, es decir, el texto es muy subjetivo.
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