ADECUACIÓN DEL TEXTO "TORRENTE Y LA CLASE POLÍTICA"
La adecuación
es la propiedad textual que tiene en cuenta los elementos de la comunicación.
El
texto pertenece a un ámbito de uso
periodístico (concretamente el periódico El
Mundo de ámbito nacional), concretamente al género de opinión: hablamos de un artículo de opinión firmado por
Lucía Méndez.
En
cuanto a su tipología, estamos ante
un texto expositivo-argumentativo, ya que, por un lado expone todo lo
relacionado con el estreno de la película Torrente
4. Lethal Crisis, y, por otro, intenta convencernos de lo que piensa sobre
dicha película, así como de la crítica que la sociedad hace sobre la clase
política. Vemos así un mayor predominio de la parte argumentativa, reflejado en
el uso de numerosos argumentos que intentar dirigir la opinión del receptor.
Esta
intención comunicativa se plasma a través de las funciones del lenguaje. Domina la función apelativa, como en todo
texto argumentativo, con el uso de los argumentos ya señalados; unida esta
función a la expresiva (no olvidemos que lo que trata de argumentar es su
propia opinión). No falta, por supuesto, la función referencial, como
justificamos al decir que es un texto expositivo. No falta tampoco la función
poética al emplearse ciertos recursos como la ironía (“todo un compendio de
virtudes personales y morales”, 10-11), la hipérboles (“morirse de risa”, 17) y
las metáforas (“es un fiera del marketing”,
14; “rasgarse las vestiduras”, 23; “la paja (…) en el ojo ajeno y no la viga en
el propio”, 25-26).
El código utilizado es la lengua
castellana, concretamente utiliza un registro
estándar (claro y sencillo), el más apropiado teniendo en cuenta el ámbito
formal en el que estamos, el amplio y heterogéneo público al que está dirigido,
y el canal escrito, por lo tanto, preparado y sin marcas de espontaneidad. No
obstante, el texto posee algunos rasgos de nivel culto, como se demuestra en el
uso del sustantivo “compendio” (10), de los adjetivos “soez” (10), “escatológicas”
(13); y el verbo “exorciza” (18).
Por
otro lado, también observamos coloquialismos, frases hechas, etc., formas
habituales para llamar la atención del variado público que lee el periódico.
Todos estos rasgos lingüísticos están orientados a conseguir la finalidad
comunicativa ya mencionada. Ejemplos de ello serían la expresión “¡Qué tiempos
aquellos!” (3), el sustantivo “telebasura” (12), el adjetivo “guarro” (9) o el
verbo “chifla” (12).
Además,
podemos ver una cierta cantidad de vocabulario extranjero, concretamente
anglicismos: “frikis” (11), “Barbie superstar” (11) o “marketing” (14), si bien
es cierto que cada vez están más integrados en el castellano y apenas se
sienten como préstamos.
En
conclusión, nos encontramos ante un texto expositivo-argumentativo, porque el
tema está presente en la subjetividad del emisor y la finalidad última es
orientar la opinión del receptor y dirigirlo hacia la postura que defiende el
autor.
Por
último, podemos hablar de la modalización
del texto, la cual se define como la subjetividad presente en el texto. Como suele
ser habitual en los textos argumentativos, este se halla marcado por su autor,
por medio de diversos procedimientos.
Sobre
la modalización valorativa, encontramos numerosos ejemplos de léxico subjetivo,
como el sustantivo “asquerosidades” (17), los adverbios “concretamente” (4) y “francamente”
(21) y los numerosos adjetivos: “absoluta” (1), “guarro hasta decir basta, machista,
misógino, grosero, pedorro, mentiroso, soez, racista, facha y putero” (9-10), “asqueroso”
(12), el adjetivo en grado comparativo “tan simple como” (12) o el superlativo “muy
fácil” (25). También lo vemos en expresiones como “la paja - no, claro, en el
sentido que le da Torrente a esta palabra” (25-26).
También
se ve la modalización valorativa en el uso de figuras retóricas, como ya
ejemplificamos en la función poética. El uso de las comillas es significativo
en tanto en cuanto no solo muestran palabras literales sino en cuanto cuáles
son esas palabras (“apatrullabas”, 8, palabra propia del Fary). Lo mismo ocurre
con el uso de la cursiva, que nos indica que son palabras erróneas, como la
anterior, o son extranjerismos (que ya comentamos). Para terminar este tipo de
modalización, señalaremos de nuevo el cambio de registro en el texto.
Pasando
a la modalización epistémica, salvo por un “parece que” (12) y un adverbio de
duda (“tal vez”, 3), el grado de certeza es alto, es casi total. Lo vemos, por
ejemplo, en la información objetiva que da, en el predominio casi absoluto de
las oraciones enunciativas y en el uso del presente de Indicativo.
Para
terminar de hablar de la modalización, diremos que no se encuentran ejemplos de
consejos, sugerencias u órdenes por parte del autor.
Con
todos estos rasgos de modalización, podemos confirmar que es un texto muy modalizado,
por lo tanto subjetivo, por lo que sí que cumple con su intención de influir
sobre la opinión del receptor.
Por
todo, ello confirmamos que es un texto apropiado, adecuado, puesto que ha
empleado todos los recursos necesarios para alcanzar su intención comunicativa
de convencer al público.
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